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REVISTA ESPAÑOLA DERECHO MILITAR 95-96

a los campos de batalla y potenciando caminos de diálogo entre ambos bandos. Documento que por su estilo –quizá sin saberlo– será precursor del Derecho Internacional Humanitario en Occidente. No obstante, anterior a la suscripción de este Tratado, algunos teóricos republicanos en Europa ya habían tratado con anterioridad el problema de la regulación de la guerra y la consecución de la paz. Algunos de ellos, tales como Kant, Rousseau y Vattel analizaron el problema desde la experiencia europea de finales del siglo XVIII. Pero ¿por qué limitar una guerra? Todo conflicto político regulado violentamente busca como fin ulterior la consecución de la paz. Así, la moderación o limitación de la guerra busca abonar el camino para la consecución de la paz de una manera más ventajosa y estable para las partes en pugna. Si bien en la actualidad la guerra parece una forma aberrada de regular los conflictos entre actores políticos, hace varios siglos era simplemente 120 una forma más. El suizo-francés Jean Jacques Rousseau, autor del famoso tratado político El contrato social, partía de la idea de que la guerra era inherente al sistema estatal europeo y un grave obstáculo para llevar adelante el progreso y las reformas internas a cada uno de esto Estados, y que la única forma de acabar con este mal era la creación de una federación de Estados. Sin embargo, al no ver una posibilidad cercana a esa federación, dejó el problema de la guerra como insoluble4. Por su parte, Emmerich de Vattel, filosofo y diplomático suizo, nacido el 25 de abril de 1714 y autor del libro La Ley de las Naciones ó los Principios del Derecho Natural aplicado a la conducta y los asuntos de naciones y soberanías, partía de la misma premisa de Rousseau acerca de la inevitabilidad de la guerra, pero proponía una solución parcial al menos más realista. Para este filósofo, la guerra debía ser regulada, limitada o al menos moderada, ya que cuanto menos destructivo fuese un conflicto, menos vindicativos serían los términos de paz impuestos por el vencedor, y por ende la paz sería segura, ventajosa y probablemente duradera. Insistía Vattel en que previamente, para poder limitar una guerra y lograr un provechoso acuerdo de paz al ir a una mesa de negociación, era necesario que las partes descartaran la idea de que sus razones para irse a las armas eran justas. Debían en cambio entender que las guerras siempre son justas para todos los Estados, incluso siendo estos los enemigos directos, porque es potestad del Estado definir sus intereses e ir a la guerra si así 4 W.E. Gallie. Filósofos de la paz y de la guerra. México. Fondo de Cultura Económica. 1985. p. 45.


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