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duración además relevaban al piloto haciendo posible el descanso del mismo. Teniendo en cuenta que los aviones que realizaban estos vuelos formaban parte de las distintas Fuerzas Aéreas, todos los mecánicos recibían formación para el desarrollo de su trabajo en escuelas militares. LOS MECÁNICOS EN LOS GRANDES VUELOS En la primera travesía por etapas del Atlántico Norte que se efectuó en el mes de mayo del año 1919 con un hidroavión Navy Curtiss Colossus NC-4 de la US NAVY, figuraba un mecánico, Eugene S. Rhoads, como miembro de la tripulación. También un mecánico, Vitale Zachetti, formó parte de la tripulación en el vuelo que en 1927 efectuaron aviadores italianos a bordo de un hidroavión Savoia Marchetti SM-55, bautizado con el nombre de “Santa María”, en la que sería la primera travesía nocturna del Atlántico Sur. En mayo de 1924, con un Breguet XIX, el piloto francés Georges Pelletier d´Oisy con Lucien Besin como mecánico realizaron el Rally París-Tokyo. La actuación del mecánico Besin fue determinante para el triunfo final, ya que pudo localizar y reparar una avería en el sistema de refrigeración del motor, teniendo en cuenta que la avería solamente se detectaba con el motor en funcionamiento. Durante las primeras etapas del vuelo Besin viajó en un compartimento situado detrás del piloto, y sin comunicación con el exterior. Al llegar a Shanghai tuvieron un accidente y el avión se rompió. Les enviaron otro avión, un Breguet XIV, en el cual Besin ya pudo viajar al aire libre hasta Tokyo. Pelletier d´Oisy, a la sazón teniente fue ascendido a capitán por éste vuelo y Besin recibió como recompensa la Legión de Honor. La presencia del mecánico en los grandes vuelos no fue exclusiva de los aviones pertenecientes a los países del hemisferio norte. En 1928, la aviación australiana realizó un vuelo con un avión Fokker F-VII-3m a través del Océano Pacífico, desde San Francisco en los Estados Unidos de Norteamérica a Brisbane, Australia, contando en su tripulación con el mecánico James T. Warner. A. de Castillon de Saint-Victor, escritor e historiador francés autor de varios libros sobre los primeros años la aviación, entre ellos “París-Tokyo par Pelletier-d´Oisy” escribió acerca de los mecánicos de aviación de aquellos años: En sus orígenes, al mecánico encargado de la vigilancia y conservación de los motores, por lo general se le destinaba al cuidado de un determinado tipo de aeroplano, que pronto se convertía en su aparato, es decir, que no permitía que nadie interviniera en su labor y, si por desgracia se producía alguna avería durante el vuelo, se consideraba personalmente como deshonrado. De esta entrega a su oficio, que inducía al «mecánico» a pedir a su piloto que le llevase «a dar una vuelta» para comprobar el comportamiento en vuelo de su motor, nació el concepto de mecánico-navegante, cuya actividad después de la paz se incorporó a los grandes raids. De hecho, aun cuando en esta época la potencia de los motores permitía aspirar a volar durante largas etapas, su resistencia seguía siendo irregular, especialmente cuando se trataba de someterlos a condiciones meteorológicas variables y, en muchos casos, muy duras; a grandes diferencias de temperatura durante un mismo vuelo, a las tempestades de arena, y a la circunstancia de que tuviesen que conformarse con gasolinas de calidades muy irregulares, así como aceites de diferentes procedencias. Por lo tanto, los pilotos de raids tomaron por costumbre llevar como pasajero, a su mecánico. Esta decisión demostró ser muy acertada, y muchos fueron los raids cuyo éxito dependió exclusivamente de la competencia, del arrojo y muchas veces del heroísmo del mecánico. Un ejemplo de ello lo tenemos en el famoso raid París-Saigón París-Tokio (ver párrafo anterior) de 1924, en el que Pelletier d´Oisy triunfó gracias a la competencia de su mecánico Besin. El 9 de mayo, entre Calcuta y Rangún, el termómetro empezó a señalar una temperatura peli- 7 > Pelletier y Besin a bordo del Breguet XIX. > Pablo Rada Ustarroz > Accidente de Pelletier en Shanghai. Ramón Franco elogia a Pablo Rada en “De Palos al Plata”: ... este muchacho, que conmigo había compartido los peligros de la guerra, a quien en vuelo muchas veces las balas contonearon su silueta...


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