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muy completo que finalizaron con el aprovechamiento que de ellos se esperaba siendo nombrados, a su regreso, profesores para impartir la asignatura, no sin antes dar cuenta a la Jefatura de la experiencia vivida en Alemania. La “Memoria de la comisión desempeñada por Reixa y García Quintano”, fechada en Matacán el día 4 de mayo de 1943, aporta información precisa y muy valiosa para apreciar el desarrollo del curso realizado. Al describir el planetario en el que han realizado el curso, ponderan su utilidad para la Escuela de Salamanca, detallan su precio (20.000 RM-REICHSMARK) que les han facilitado en Alemania y en el resumen final del largo informe concluyen “7º.- A ser posible comprar un Planetarium como el de la Escuela de Strausberg o más sencillo, si éste no se consiguiese”. Aunque la Memoria de estos dos profesionales es fundam e n t a l - mente técnica, contiene información suficiente para dudar de las dos versiones del arraigado5 mito, consistentes en: a) Difundir que un primer Planetario, regalo del mismísimo Hitler, no llegó a Matacán debido a que un comando de la Resistencia francesa había volado el tren que lo transportaba y b) Cuando se produjo el derrumbamiento de la Alemania nazi y la referencia al pedigrí alemán del Planetario se tornó escasamente atractiva, el mito adoptó la versión de un segundo envío que, afortunadamente, alcanzó su destino. Sin embargo, la singular versión de un planetario alemán, no exenta del adecuado toque épico tan necesario para alimentar al mito, no se sustenta en prueba documental alguna, carece d e u n elemental sentido de la lógica y se manifiesta con una notable incoherencia espacial ya que, como veremos, el Planetario llegaría a Matacán en fecha muy alejada del periodo en el que se sitúa el mito. En su Memoria, los oficiales Reixa y García Quintano se muestran interesados en la adquisición de un planetario para la Escuela de Vuelos sin Visibilidad de Matacán y facilitan su precio (200.000 RM) buscado por ellos en el mercado alemán, reconociendo que su compra ocasionaría un gasto extraordinario, aunque necesario, para el desarrollo de la enseñanza de la navegación astronómica. Cabe esperar que, en un planteamiento tan sensato en el que manifiestan ser conscientes de su elevado precio en el mercado, hubieran dejado entrever la esperanza de obtenerlo sin coste alguno en el caso de existir la promesa o el comentario alentador de alguno de los jefes de la Luftwafe (más aún si proviniera de Hitler) que trataron, favorable al regalo de un planetario a España. Pero nada, en la citada Memoria no se encuentra la menor referencia a la posibilidad, siquiera remota, del envío de un planetario. No tenía sentido que al final de su informe sugirieran la adquisición de un costoso planetario, en el caso de tener alguna opción de conseguirlo gratis. Una vía para la investigación se encuentra en las actividades del Agregado Aéreo en la Embajada de España en Berlín, el teniente coronel José Pazó Montes6. Este Jefe, informaba regularmente de todos los asuntos de su competencia, por lo que es improbable (casi imposible) que un acontecimiento tan importante como un regalo de Hitler pasara desapercibido a su conocimiento, ya que el procedimiento exigía que la Embajada, en nombre del Estado es- 97 Fernando Pons con un uniforme difícil de identificar (quizás de soldado de ferrocarriles). Algeciras año 1925. (Foto cortesía Ingeborg Reppert). (Foto cortesía Ingeborg Reppert).


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