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RHM_extra3_2015_500 años Gran Capitán

100 CARLOS JOSÉ HERNANDO SÁNCHEZ en un rápido acuerdo diplomático en 1502199. Sin embargo, en abril de ese año los Reyes Católicos demostraron su plena confianza en la capacidad de Gonzalo al concederle el extenso ducado de Terranova, en Calabria, cuyo título utilizaría preferentemente el Gran Capitán a partir de entonces. La guerra se prolongó durante dos años en los que iban a desarrollarse todas las técnicas modernas200. Las deficiencias en la organización del ejército francés, dirigido por el duque de Nemours, facilitaron la reacción española201. En la primavera de 1503 Gonzalo inició una ofensiva mili-tar que, tras un largo invierno cercado en la plaza adriática de Barletta -jalonado por múltiples episodios caballerescos que evidenciaron su ca-pacidad para aunar consensos y lealtades entre los italianos202- le llevaría a vencer el 28 de abril en Ceriñola, gracias a una hábil combinación de ingeniería –con la construcción de un foso para defender su posición- y articulación de los distintos cuerpos y armas que le permitió deshacer tan-to a la caballería pesada francesa como a los cuadros de infantería suiza en lo que ha podido considerarse el mejor ejemplo de batalla de transición entre antiguas y nuevas formas de la guerra203. Poco después conseguía entrar –aunque sin los honores clásicos del Triunfo, prudentemente recha-zados frente a los ofrecimientos de la capital- en la disputada ciudad de Nápoles. Su ocupación fue un ejemplo más de prudencia política, ya que antes de entrar en la ciudad Gonzalo recibió a sus representantes y firmó con ellos, en el campamento de Gaudello, unas capitulaciones por las que se comprometía a respetar las leyes locales y a no introducir la Inquisi- 199 ASMan, AG, Napoli, busta 808. 200 Vid. Pieri, Piero, “La guerra franco-spagnola nel Mezzogiorno (1502-1503)”, Archivio Sto-rico per le provincia napoletane, 33, 1952, pp. 201 Jean Nicolay, nombrado por Luis XII Canciller del reino de Nápoles en 1501, denunció reiteradamente en su correspondencia la codicia de los oficiales galos, que les enajenaba el favor de la población, así como numerosas negligencias en los servicios de aprovisiona-miento de las tropas, superiores incluso al nivel habitual en la época, y sobre todo la inca-pacidad estratégica de los altos mandos, como el propio Nemours y el marqués de Saluzzo. Vid. Courteault, Henri, Le Dossier “Naples” des archives Nicolay. Documents pour servir à l’histoire de l’occupation française du royaume de Naples sous Louis XII, Imp. Daupeley- Gouverneur, París, 1916. Por su parte, uno de los principales generales franceses, el noble de ascendencia escocesa Bérault Stuart, señor d’Aubigny, escribiría en su Traité sur l’Art de la guerre (ed. de E. de Comminges, La Haya, p. 5), que la derrota gala en la tercera batalla de Seminara –también llamada de Gioia- en abril de 1503 se debió la falta de orden en las tropas francesas. Vid. Fournel, Jean-Louis y Zancarini, Jean-Claude, “I ‘fatti d’arme nel regno di Napoli…”, p. 427. 202 Vid. Procacci, Giuliano, La Disfida di Barletta, tra storia e romanzo, Mondadori, Milán, 2001. 203 Vid. Pieri, Piero, “Consalvo di Cordova e la battaglia di Cerignola”, Archivio Storico Pu-gliese, V, 1952, pp. 265-283 y Musi, Aurelio, “La battaglia di Cerignola e i primi anni del governo spagnolo nel Mezzogiorno”, en id., L’Italia dei vicerè, pp. 91-107. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2015, pp. 45-114. ISSN: 0482-5748


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