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RHM_extra3_2015_500 años Gran Capitán

EL SOLDADO POLÍTICO: EL GRAN CAPITÁN Y LA ITALIA DE LOS ... 101 ción Española204. En cambio, los Reyes Católicos le enviaron unas nuevas instrucciones en julio de ese año, en las que insistían en la necesidad de implantar en Nápoles –como por entonces se estaba haciendo en Sicilia- el Santo Oficio al modo de España. Para ello apelaban a una visión providen-cialista que presentaba la caída de los reyes aragoneses locales como fruto de su tolerancia con los infieles. Pese a todo, Gonzalo siguió retrasando esas y otras medidas que contravenían los compromisos contraídos, lo que no fue óbice para que los reyes le confirmaran, en septiembre de ese año, la posesión de los feudos concedidos por Federico de Nápoles, además de unas cuantiosas rentas sobre las principales entradas fiscales del reino205. El poder del Gran Capitán, indiscutible en el campo militar, se vio re-forzado al facultarle Fernando el Católico a enajenar o vender los bienes de rebeldes y forajidos, lo que le permitió repartir favores entre una clientela adicta que incluía figuras tan discutibles para los reyes como el cardenal Carvajal206. El 28 de diciembre de 1503 llegó la victoria en las riberas del río Garellano, próximo a la frontera pontificia, una combinación de guerra de posiciones y de movimiento en la que Gonzalo demoró el enfrentamiento hasta el final. Si Ceriñola había sido una victoria del dominio del espacio reducido y acotado en un tiempo brevísimo, el Garellano representó el triun-fo sobre un territorio extenso y en un período inusualmente largo para los usos militares de la época, sometido además a los rigores del invierno. La extrema prudencia y graduación de las fuerzas volvieron a ponerse de mani-fiesto como las principales dotes de Gonzalo, junto a su estudio del terreno, cualidades que, como señalarían Guicciardini y otros historiadores, tenían una evidente significación política. El 1 de enero de 1504 se produciría la rendición del castillo de Gaeta, último núcleo de resistencia francesa. Un día después Bartolommeo d’Alviano, uno de los condottieri que habían luchado al frente de tropas italianas al lado del Gran Capitán, parangonó a éste con Escipión el Africano, destacando su “solicitudine et animo … vigilantia et celerità”, como cualidades militares a las que se asociaban otras virtudes morales: “honesta et moderata vita” y “devotissimo observato de la religio-ne et de fede fermo et mai ho visto de esso né in parole né in fatti un atto meno che honesto…”207. Los Electos de la capital del reino se apresuraron a informar al Rey Católico de las fiestas y luminarias organizadas para ce- 204 Vid. D’Agostino, Guido, La capitale ambigua. Napoli dal 1480 al 1580, Società Editrice Napoletana, Nápoles, 1979, pp. 117-12. 205 ZAB, 20-16 y 17. 206 RAH, CSyC, A-II, f. 4. 207 Cit. por Fournel, Jean-Louis y Zancarini, Jean-Claude, “I ‘fatti d’arme nel regno di Napo-li…”, Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2015, pp. 45-114. ISSN: 0482-5748 p. 429.


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