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RHM_extra3_2015_500 años Gran Capitán

DEL GRAN CAPITÁN A LOS TERCIOS: LA HERENCIA DE GONZALO ... 161 administradores de la monarquía, que debían estudiar y pasar primero por la universidad para poder desempeñar sus funciones62. Desde el medievo, la guerra y la nobleza habían estado íntimamente re-lacionadas, siendo el ejercicio de las armas una virtud nobiliaria63. La crea-ción de los Tercios, pese a ser cuerpos de infantería, suscitará un alto grado de aceptación y atracción a sus filas entre caballeros, hidalgos y plebeyos, especialmente por la consideración de que realizar cualquier trabajo manual o dedicarse al comercio era un deshonor a la condición privilegiada. Por eso el caso de la infantería española quizá es algo peculiar, ya que entre los sol-dados rasos que cogían una pica, también hubo nobles titulados, caballeros o fundamentalmente hidalgos, impregnando reputación y un halo noble a estas unidades, muy por encima de la infantería de otros países, apareciendo el denominado soldado gentilhombre64. Al mismo tiempo que la infantería atraía a la nobleza, la milicia gene-ró importantes procesos de ascenso social entre los procedentes del pueblo llano, ante las grandes posibilidades que ofrecía la vida militar y sus recom-pensas, que llevaron a numerosos militares a conseguir el privilegio social de convertirse en hidalgos –si no lo eran–, además de obtener mercedes de hábitos de las órdenes militares y en los casos más extremos incluso con-seguir títulos nobiliarios. Por ello, los tratadistas militares del siglo XVI se empeñaron hasta la saciedad en formular las incomparables posibilidades de ascenso social que ofrecían las armas, que bajo su punto de vista era la más virtuosa de todas las artes y ciencias, a la vez que la fórmula más meritoria para obtener la promoción social que toda persona de aquella época codicia-ba, ya que con el trabajo y el valor se podía llegar a obtener el reconocimien-to que otros simplemente obtenía por una sangre heredada, que se ponía en el mismo lugar que la sangre derramada al servicio del rey65. El ennoblecimiento era sin duda una de las máximas aspiraciones de to-dos los plebeyos que luchaban en el ejército. Una fórmula de ascenso social a través de las armas poco conocida por la historiografía, y que generalmen- 62 Thompson, I.A.A.: “Milicia, sociedad y estado en la España Moderna”, en Vaca Lorenzo, Ángel (ed.): La Guerra en la Historia. Universidad de Salamanca, Salamanca, 1999, pp. 115-133; y “Consideraciones sobre el papel de la nobleza como recurso militar e la España Moderna”, en Jiménez Estrella, Antonio y Andújar Castillo, Francisco (Eds.): Los Nervios de la guerra. Estudios sociales sobre el Ejército de la Monarquía Hispánica (s. XVI- XVIII): nuevas perspectivas. Comares, Granada, 2007, pp. 15-35. 63 Carrasco Martínez, Adolfo: “Guerra y virtud nobiliaria en el Barroco. Las Noblezas de la Monarquía Hispánica frente al fenómeno bélico (1598-1659)”, en García Hernán, Enrique y Maffi, Davide (eds.): op. cit., Vol. II, pp. 135-162. 64 Puddu, Raffaele: El soldado gentilhombre. Argos Vergara, Barcelona, 1984, pp. 148-175. 65 Sala y Abarca, Francisco Ventura de la: Después de Dios la Primera obligación y glosa de ordenes militares. Gerónimo Fasulo, Nápoles, 1681, p. 92. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2015, pp. 143-188. ISSN: 0482-5748


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