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90 CARLOS JOSÉ HERNANDO SÁNCHEZ Ese proceso, que en el reino de Nápoles culminó en las dos guerras cuya conducción correspondería al Gran Capitán, fue el resultado de una intrincada red diplomática que dio forma a la nueva relación de fuerzas dentro de la Cristiandad. Tras la intervención militar española en defensa de la autonomía del ducado de Bretaña, la rivalidad con el Rey Cristia-nísimo cristalizó en 1489, cuando Fernando e Isabel firmaron en Medina del Campo un tratado de alianza con Enrique VII de Inglaterra, uno de los principales adversarios del monarca galo. De esa forma se fue tejiendo una ambiciosa diplomacia continental cuyo último objetivo sería el dominio de Italia a partir del más extenso de sus estados. Tras años de creciente intervención política en el reino napolitano, el monarca aragonés acabaría afrontando una costosa empresa militar contra Francia. La intervención de ésta en Italia, que contaba ya con notables precedentes militares169, se vio impulsada por el nuevo monarca, Carlos VIII, cuya decisión de hacer efectivas las reivindicaciones dinásticas de la casa de Anjou se vio instiga-da por el regente del ducado de Milán, Ludovico el Moro, que rompía así la alianza establecida por Alfonso el Magnánimo con Francesco Sforza170. El prólogo del conflicto fue, sin embargo, un acuerdo diplomático que ha sido interpretado como una de las mayores expresiones de la habilidad ne-gociadora de Fernando, aunque se debió también a la premura del monarca francés –que sellaría otros tratados de paz con Enrique VII de Inglaterra y Maximiliano I de Austria- para asegurar las fronteras del reino antes de acometer la expedición italiana. El momentáneo acercamiento hispano francés permitió la ansiada recuperación de los condados pirenaicos del Rosellón y la Cerdaña en virtud del tratado de Barcelona firmado en 1493 con Carlos VIII de Francia a cambio de no obstaculizar su empresa con-tra Nápoles salvo que atacara a la Iglesia171. El inevitable enfrentamiento -aunque no armado- entre el monarca galo y el papa Alejandro VI brindó a Isabel y Fernando la justificación a para emprender en 1495 la primera campaña italiana, en apoyo de la rama aragonesa local. Esa intervención sería la segunda gran acción militar, común a los diversos reinos de Espa-ña, tras la guerra de Granada. Como ésta, la empresa de Nápoles reforza- 169 Vid. Masson, Christophe Des guerres d’Italie avant les guerres d’Italie: les entreprises mili-taires françaises dans la péninsule à l’époque du Grand schisme d’Occident, Ecole française de Rome, Roma, 2014. 170 Vid. Labande-Mailfert, Yvonne Charles VIII et son milieu : 1470-1498, la jeunesse au pou-voir, Klincksieck, París, 1975; Le Fur, Didier Charles VIII, Perrin, París, 2006 y Dumont, Jonathan, Vissière, Laurent, Lilia Florent : L’imaginaire politique et social à la cour de France durant les premières guerres d’Italie, 1494- 1525, H. Champion, París, 2013. 171 Vid. Ochoa Brun, Miguel Ángel, Historia de la diplomacia española…, p. 69. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2015, pp. 45-114. ISSN: 0482-5748


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