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REVISTA IEEE 8

113 Carlos Javier Frías Sánchez La disuasión convencional La «disuasión por negación» es el modelo más aplicable a la disuasión alcanzada por medios convencionales36. En ella es determinante la comparación entre las capacidades ofensivas de un posible agresor y las defensivas del potencial agredido37. La selección de objetivos a destruir en la «disuasión por negación» se centra en ac-ciones de «contra-fuerza» (counter-force), dirigidos a la destrucción del poder militar adversario. Por su parte, la «disuasión por castigo» implica actuar sobre la «voluntad» del adver-sario. A diferencia de la «disuasión por negación», en ella se supone que el adversario tiene la capacidad militar de ejecutar con éxito la acción de la que se le pretende disua-dir, por lo que la forma de evitar que realice esa acción implica convencerle de que la relación coste/beneficio no le es favorable. Así, este tipo de disuasión se basa en elevar el coste que el adversario percibe de la acción de la que se le quiere disuadir, hasta que el beneficio esperado no lo compense. En principio, en la «disuasión por castigo» es el adversario el que decide cuánto daño está dispuesto a soportar (y, en consecuencia, es quien tiene la última palabra sobre el desenlace del conflicto). Para elevar ese coste, existen tres posibilidades: • Convencer al potencial agresor de que no podrá evitar un conflicto largo y/o cos-toso, concepto denominado «disuasión internalizada» (internalized deterrence)38. En general, los agresores intentan alcanzar sus objetivos en un conflicto corto y, en consecuencia, poco costoso39. En palabras de Mearsheimer40: «… La disuasión funciona mejor cuando el atacante cree que su única alterna-tiva es una guerra larga: la amenaza de una guerra de desgaste es el fundamento de la disuasión convencional». • La denominada «disuasión asimétrica»41: la capacidad de responder mediante acciones hostiles en áreas diferentes de la estrictamente militar (apoyo a movi-mientos terroristas, promoción de insurgencias en otros Estados, acciones en el campo económico…). • El desarrollo de la capacidad militar suficiente como para infligir a cualquier posible agresor un nivel de daño tal que anule la «rentabilidad» percibida de cualquier ataque. 36  GERSON: op. cit., p. 32. 37  VAN EVERA, Stephen. Causes of War: Power and the Roots of Conflict. Cornell University Press. Ithaca 1999, p. 114. 38  FREEDMAN: op. cit., pp. 29-32. 39  MEARSHEIMER, John J. Conventional Deterrence. Cornell Univ. Press. Ithaca 1983, pp. 30, 53-54. 40  Ibídem, pp. 64, 206-07. 41  PAUL: op. cit. p. 15. http://revista.ieee.es/index.php/ieee


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