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REVISTA IEEE 8

116 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) Núm. 8 / 2016 Diesing: el fuerte pierde porque su supervivencia no está en juego, y el débil gana por-que solo la victoria asegura esa supervivencia49. Por su parte, Ivan Arreguín-Toft, en su artículo «How the Weak Win Wars. A Theory of Asymmetric Conflict»50, defiende la teoría de que no se trata simplemente de la diferencia de intereses, sino que es la diferencia de modelo estratégico elegido por cada uno de los contendientes lo que determina el resultado final. Este autor divide las posibles estrategias de la gran potencia en dos tipos, que denomina «ataque directo y barbarie», y las estrategias del débil en otros dos, que llama «defensa directa» y «guerra de guerrillas»51. El ataque directo iría dirigido a la destrucción de las fuerzas armadas del adversario más débil (destruir su capacidad para continuar la lucha), mientras que la «barbarie la define como la «sistemática violación de las leyes de la guerra para al-canzar objetivos militares y/o políticos» (destruir su voluntad de lucha). Por su parte, la defensa directa sería la defensa por medios militares clásicos (aunque pudiera incluir ataques preventivos), mientras que la guerra de guerrillas consistiría básicamente en emplear capacidades militares existentes en combates que evitasen el enfrentamiento directo con las fuerzas enemigas, con idea de desgastarlas. Para Arreguín-Toft, cuan-do se enfrentan estrategias directas (el ataque directo y la defensa directa) contra las indirectas (la barbarie y la guerra de guerrillas), las ventajas del fuerte se anulan, favo-reciendo http://revista.ieee.es/index.php/ieee al débil52. En realidad, la importancia que las sociedades occidentales conceden a este tipo de conflictos no es más que un reflejo de las motivaciones respectivas de estos Estados. Para los Estados occidentales, una operación de estabilización en una colonia o en un país del tercer mundo no pone en riesgo su existencia: es un conflicto de elección, que serían aquellos que tienen carácter opcional, pues tienen implicaciones y responsabi-lidades internacionales, humanitarias o de seguridad para el Estado implicado, pero cuyas consecuencias directas son limitadas para su seguridad nacional o, al menos, no inmediatas53, por oposición a los conflictos de necesidad, que serían aquellos que no son opcionales, pues tienen impacto directo y consecuencias potencialmente severas e inmediatas para la seguridad nacional54. En los conflictos de elección, los Estados están motivados por la oportunidad. En los conflictos de necesidad, los Estados están motivados por la necesidad. En las operaciones de estabilización/contrainsurgencia en el 49  SNYDER, Glenn H. y DIESING, Paul. Conflict among Nations: Bargaining, Decision Making, and System Structure in International Crises. Princeton University Press. Princeton 1977, p. 190. 50  ARREGUÍN-TOFT, Ivan. «How the Weak Win Wars. A Theory of Asymmetric Conflict». Revista Inter-national Security, vol. 26, n.º 1, del verano de 2001, pp. 93–128. 51  Ibídem, p. 100. 52  Ibídem, p. 105. 53  Adaptado de la definición presentada en: DIBB, Paul. «The Importance of the Inner Arc to Australian Defence Policy and Planning». Revista Australian Security Challenges, vol. 8, n.º 4, de verano de 2012, pp. 13-31, p. 15. 54  Ibídem.


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