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REVISTA IEEE 8

Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) Núm. 8 / 2016 http://revista.ieee.es/index.php/ieee 56 socio-militares posmodernas»62 que presionaron a la institución castrense a revisar su organización y doctrina. Todo ello en unas sociedades actuales definidas como posmo-dernas63 y posmaterialistas64, donde los valores militares tradicionales65 se hacen extraños en medio del «posheroísmo»66. Estos cambios exigieron una drástica y completa transformación de los Ejércitos, compelidos también por los nuevos retos que la democratización de España plantea-ba –afianzamiento de la democracia o la incorporación a estructuras supranacionales como la Unión Europea o la OTAN– y por la imprescindible y urgente necesidad de regenerar su imagen, deteriorada por el estigma que padecían entre buena parte de la población a causa de su papel en el régimen político anterior. Los Ejércitos habían fo-calizado su atención en el interior y en la política nacional, renuentes, como la propia política exterior española de los siglos xix y xx, a mirar más allá de nuestras fronteras. Estos elementos, que han venido a cambiar el concepto de defensa, nos permiten adentrarnos en qué entraña, por tanto, su «cultura». Es definida de manera sencilla por Fernández Vargas67 como «el grado de conocimiento que tendría el ciudadano medio sobre los temas que atañen a la defensa nacional», relativo a los «problemas de la de-fensa nacional y los conflictos actuales», precisamos apoyándonos en Laguna68. Com-partimos con Marsal69, por otro lado, su correspondencia en particular con las Fuerzas Armadas y la valoración que de estas hace la sociedad. Este punto es fundamental por dos circunstancias: por una parte, la nueva dimensión y rasgos de las misiones de las FAS; por otra, la modernización y transformación experimentadas, ya como institu-ción netamente democrática y al servicio del orden constitucional. Este último aspecto –imagen y valoración de las FAS– hemos de subrayarlo, ya que es esencial para com-prender el significado y la particular singularidad que posee la cultura de defensa con 62  BAQUÉS, Josep. «Revoluciones militares y revoluciones en los asuntos militares». En Jordán, J. (coord.). Manual de Estudios Estratégicos Y Seguridad Internacional. Plaza y Valdés. Madrid 2013, p. 143. 63  LIPOVESKY, Gilles. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáeno. Anagrama. Barcelona 1986. 64  INGLEHART, Ronald. Modernizacion y posmodernización. Centro de Investigaciones Sociológicas. Ma-drid 1998. 65  Los cuales estarían determinados tanto por la supremacía del orden, y la importancia del poder y la segu-ridad, según Huntington, como por el conservadurismo económico, social y político, en palabras de Janowitz. HUNTINGTON, Samuel P. The Soldier and the State: The Theory and Politics of Civil-Military Relations. Har-vard University Press, Cambridge (Estados Unidos), 1985; JANOWITZ, Moris. The Professional Soldier. Free Press. Estados Unidos 1960. 66  El paradigma de guerra posheroica fue puesto de relieve en primer lugar por Luttwak como consecuencia del fin de la Guerra Fría y su paradigma estratégico asociado. LUTTWAK, Edward N. «A Post-Heroic Military Policy». Foreign Affairs 75 (4): 33–44, 1996; LUTTWAK, Edward N. «Toward Post-Heroic Warfare». Foreign Affairs1 74 (3): 109–22, 1995. 67  Citado en FERNÁNEZ VARGAS, Valentina y RODRÍGUEZ-TOUBES Jaime. «Diez reflexiones sobre la cultura de defensa en España». ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura, CLXXXIV Anejo 2, 2008. 68  LAGUNA: op. cit. 69  MARSAL: op. cit.


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