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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA CERVANTES

164 SANTIAGO LÓPEZ MOREDA Si las tres salidas de don Quijote y sus correspondientes aventuras suceden en un tiempo que no va más allá de cuatro meses, demasiado poco para una obra tan extensa, ¿precedente del Ulises de Joyce?, se debe a que El Quijote no es una crónica ni un itinerario; de hecho, cuando aparece la se-gunda parte, diez años después, enlaza con el último capítulo de la primera, como si el tiempo real no hubiera transcurrido. En el Quijote mismo podemos apreciar este cambio de criterio también respecto del tiempo. Efectivamente, en el capítulo XLVIII de la primera parte el cura censuraba la ruptura de unidades y la falta de coherencia: «¿Qué mayor disparate puede ser en el sujeto que tratamos que salir un niño en mantillas en la primera cena del primer acto, y en la segunda salir ya hecho hombre barbado? ... ¿Qué diré, pues, de la observancia que guardan en los tiempos en que pueden o podían suceder las acciones que representan, sino que he visto comedia que la primera jornada co-menzó en Europa, la segunda en Asia, la tercera se acabó en África, y así fuera de cuatro jornadas, la cuarta acababa en América, y así se hubiera hecho en todas las cuatro partes del mundo? ... porque los extranjeros, que con mucha puntualidad guardan las leyes de la comedia, nos tienen por bárbaros e ignorantes, viendo los absurdos y disparates de las que hacemos». No sabemos de qué extranjeros habla, tal vez de Ariosto, y sin em-bargo, la poética cervantina a este propósito experimenta también una clara evolución en el teatro: en La fuerza de la sangre, desde que Rodolfo rapta y viola a Leocadia hasta que se resuelve felizmente la historia transcurren siete años, algo natural en todas las comedias donde interviene la anagnó-risis, como de hecho sucedía en las tragedias y comedias clásicas. Dicha evolución estaba en consonancia con el teatro de Tirso y Lope y preludiaba las nuevas formas poéticas del riojano Esteban Manuel de Villegas, gran conocedor de Horacio y de los clásicos grecolatinos, y que, pese a su admi-ración por ellos, escribe en sus Eróticas: «Fábulas compusieron Plauto y Ennio, que ya para castilla son escoria. Pero por Plauto no daré un cabello»21. 21 Villegas, Esteban Manuel: Las Eróticas. Segunda parte. «Elegía VII», Nájera, por Juan de Mongastón, 1617, fol. 29. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2016, pp. 164-172. ISSN: 0482-5748


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