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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA CERVANTES

SEMBLANZA DE MIGUEL DE CERVANTES, GENIO DE LAS LETRAS… 21 Otro de los allí presentes, Castañeda, añade nuevos datos insistiendo en que cuando se quiso prescindir del escritor, por su enfermedad, este eno-jado no consintió en permanecer inactivo. Cervantes luchó denodadamente en esta batalla y aunque resultó herido, sin perder el brazo sino solo el movimiento de la mano izquierda, tuvo la dicha de ver el triunfo de la Santa Liga contra el dominio turco. Su participación en la jornada naval la recordará con orgullo al responder al apócrifo de Avellaneda, en el prólogo de la segunda parte del Quijote, que su manquedad se produjo en Lepanto y no en una pelea de taberna y al ca-lificar la batalla como «la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros». Para curar sus heridas pasó al hospital de Mesina, en donde quizá fuera atendido por el doctor Gre-gorio López Madera y, una vez recuperado, en abril de l572 se integra de nuevo como soldado en la compañía de Manuel Ponce de León del Tercio de Lope de Figueroa. Además su heroísmo fue premiado, según testigos, por el propio don Juan de Austria quien, sabedor de su comportamiento, le acrecentó tres escudos al mes su paga corriente. Mientras, la Santa Liga se prepara para una nueva campaña, esta vez impulsada por Gregorio XIII, sucesor de Pío V, aunque sin el entusiasmo del año anterior y con mayores suspicacias de los coaligados. Miguel en julio se embarca en una de las l40 galeras que, mandadas por Marco Antonio Colonna, se dirigen de nue-vo hacia las islas y puertos griegos. Allí debían esperar la llegada de don Juan con el resto de la flota para, juntos, ir en busca de la armada turca. Pero este no recibe el permiso de su hermano, el rey Felipe, hasta el mes de agosto y cuando llega a Corfú ya había zarpado Colonna con sus naves a la búsqueda y enfrentamiento con los turcos, aunque estos, mandados ahora por Uchalí, mantienen la estrategia de no luchar directamente con la escuadra cristiana. Así van pasando los días y cuando ya en octubre se decide el ataque a Navarino, la actual ciudad de Phylos en el Peloponeso, para acabar por tierra y mar con el enemigo, las inclemencias del tiempo obligan a levantar el sitio y regresar a los puertos de invierno en Italia. Los hechos aparecen narrados por Cervantes en el Quijote (I, 39), en boca del capitán cautivo: «Halléme el segundo año, que fue el de setenta y dos, en Navarino, bogando en la capitana de los tres fanales. Vi y noté la ocasión que allí se perdió de no coger en el puerto toda la armada turquesca, porque todos los leventes y genízaros que en ella venían tuvieron por cierto que les habían de embestir dentro del mesmo puerto y tenían a punto su ropa y pasamaques, que son sus zapatos, para huirse luego por tierra, sin esperar ser combatidos: tanto era el miedo que habían cobrado a nuestra armada ..., el Uchalí se Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2016, pp. 21-46. ISSN: 0482-5748


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