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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA CERVANTES

SEMBLANZA DE MIGUEL DE CERVANTES, GENIO DE LAS LETRAS… 25 admirar: que apenas uno ha caído donde no se podrá levantar hasta el fin del mundo, cuando otro ocupa su mismo lugar; y si éste también cae en el mar, que como a enemigo le aguarda, otro y otro le sucede, sin dar tiempo al tiempo de sus muertes: valentía y atrevimiento el mayor que se puede hallar en todos los trances de guerra». El vivido relato de los hechos de armas, aunque escrito muchos años después, nos sitúa en el tiempo en que Cervantes desarrollaba su ocupa-ción militar y, con su concepto de hombre de armas, debía de estar muy molesto en el verano de 1575 ante la pasividad de los Tercios sin actividad alguna. Por ello no extraña que resuelva solicitar licencia para regresar a su patria de la que lleva ausente más de cinco años, pues Miguel espera que el heroísmo y entrega, demostrado en las distintas campañas donde ha intervenido, le valdrán su ascenso a capitán. Según declara el duque de Sessa en Madrid, el 25 de julio de 1578, Miguel de Cervantes «por hallarse estropeado en servicio de Su Majestad, pidió licencia al señor don Juan para venirse en España a pedir que se le hiciese merced». La intención era, según su compañero de armas, el alférez Gabriel de Castañeda, la de obtener el mando de «una compañía de las que se hiciesen en España para Italia, pues era hombre de méritos y servicios», es decir pretendía conti-nuar su carrera militar como efectivamente hizo su hermano Rodrigo. A primeros de septiembre, en torno al seis o siete, los Cervantes embarcan en Nápoles en la galera Sol que navega junto con otras tres, según uso de la época, para defenderse mutuamente en caso de algún ataque enemigo. Se dirigen hacia el norte bordeando las costas italianas, llegan a Port De Bouc, en el golfo de León, y tras partir de allí el día l8, una tormenta dis-persa la flotilla quedando sola la Sol. Cuando se halla frente a las costas catalanas, entre Cadaqués y Palamós en el golfo de Rosas, el momento es aprovechado por tres naves argelinas que están al acecho; embisten y abordan a la Sol y, después de luchar los cristianos sin éxito ante el número de piratas, los corsarios, una vez tomado el barco, divisan al resto de las naves que vienen a auxiliar a su compañera por lo que abandonan la presa llevándose a los tripulantes3. Miguel de Cervantes desde cubierta vería alejarse junto con las tierras españolas sus ilusiones pues, rápidamente, sus secuestradores toman rumbo sur hasta Argel adonde llegan a los tres días: comienza así su período de cautiverio durante cinco años. Las vici-situdes de la captura las encontramos narradas, en parte, en el libro quinto de La Galatea y en su novela ejemplar La española inglesa. 3  Vid. Juan Bautista Avalle-Arce, «La captura de Cervantes», en Boletín de la Real Academia Española, XLVIII, 1968, pp. 237-280. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2016, pp. 25-46. ISSN: 0482-5748


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