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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA CERVANTES

32 MANUEL FERNÁNDEZ NIETO nista, Quijano, con el sufijo ote, o bien tomando el término que designaba la pieza de la armadura que cubría el muslo con el mismo final aumentativo y despectivo7. En este último caso el lector contemporáneo lo asociaría a un actual don Muslote, don Pantalonote, don Pernilote..., por tanto, siempre dentro de un contexto cómico. Más sorprendente es el protagonista del relato: un hidalgo de un lugar del Campo de Montiel carente de razón y cuyos actos, sin embargo, debie-ran ser los propios del buen comportamiento humano. Su patria y lugar de correrías es La Mancha, escenario inusitado para una acción caballeresca; por todo ello, desde el enunciado del título, advertimos que se trata de una parodia. Para penetrar en el sentido del Quijote, nunca se debe olvidar que Cervantes es un humorista y que su ironía no respeta nada, ni siquiera a sí mismo8. Todo lo ofrece revuelto, tal y como lo encontramos en la vida, por eso durante mucho tiempo el Quijote fue considerado como un libro diverti-do, una obra de entretenimiento sin todos aquellos intrincados simbolismos que, a partir del siglo XIX, se encontraron entre sus líneas aunque, en cual-quier caso, la comicidad no le resta interpretaciones más profundas. Al principio, tras los preliminares característicos de los libros de la época, aparece el prólogo, texto de gran interés para conocer pormenores de Cervantes y opiniones de su obra. Comienza con un sorprendente «Des-ocupado lector», encabezamiento inusitado que viene a ser casi ofensivo, indicando al lector que tome su libro si no tiene otra cosa que hacer y está libre de prejuicios, además lo califica como «hijo del entendimiento», por tanto producto de su fantasía. Esta es, en realidad la primera definición del Quijote como género pues al confesar que es una relación imaginada se aparta de las narraciones contemporáneas que fingían ser crónica de un he-cho sucedido. El argumento del libro es el viaje de un hidalgo de la Mancha que, como resultado de la lectura de las novelas de caballería, decide imitar a los protagonistas de esos relatos y creyendo que es necesaria en el mundo la profesión de los caballeros andantes, se lanza por los caminos en busca de 7  El Tesoro de la lengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias, de 1611, en la voz Quixotes dice: «En el arnés las piezas que cubren los muslos, quasi cuxotes, de cuxa en italia-no, que vale el muslo y del latino coxa». Para más detalles véase Martí de Riquer, L´Arnès del cavaller, armes i armadures catalanes medievals, Barcelona Edics. Ariel, 1968, p. 34 y 112. 8  Vid. Vicente Gaos, Claves de literatura española, Madrid, Guadarrama, 1971, p. 145: «Es obvio que Cervantes es un humorista. Su ironía alcanza a todo, sin perdonar a su propia persona a la que muchas veces trata con humorístico autodesprecio. Si tomáramos al pie de la letra cuanto escribe, no iríamos a ningún lado. Un humorista no consiente tal lectura. Y en Cervantes, como en todo humorista, no siempre es fácil saber cuándo se expresa en broma y cuándo en serio». Sobre la interpretación cómica del Quijote y sus diferentes consideraciones, véase Anthony Close, The Romantic Approach to «Don Quixote». A Critical History of the Romantic Tradition in «Quixote» Criticism, Cambridge, Cambridge University Press, 1978. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2016, pp. 32-46. ISSN: 0482-5748


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