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FRANCISCO JAVIER ÁLVAREZ LAITA ciudad. Y a continuación se exponen las pesquisas realizadas, indicando que el día 15 habían llegado a Melilla, vía marítima, cuatro personas, cuyos datos se extraen de las fichas de entrada en el hotel donde se hospedaron: ― Esmeraldo Egurola Rentería. De treinta y dos años, natural de Sestao; comerciante; con salvoconducto expedido en Bilbao y procedente de Sevilla. ― Francisco Larrea Bilbao. De treinta y cuatro años; casado; natural de Bermeo; con salvoconducto expedido en Bilbao y procedente de Sevilla. ― Ángel Humera González. De treinta y cuatro años: casado; comerciante; natural de Baracaldo; con salvoconducto expedido en Bilbao y procedente de Madrid. ― Arturo Pérez Muya De treinta y cuatro años; casado; comerciante; natural de Bilbao; con salvoconducto expedido en esa ciudad y procedente de Madrid. La 2.ª sección, al más puro estilo cinematográfico, empieza a encontrar pistas, indicios y contradicciones en la actitud de estos individuos, como, por ejemplo, que dos dijeran venir de Sevilla y los otros dos de Madrid, pero teniendo todos los salvoconductos sin numerar y expedidos en Bilbao. Por otro lado, cada uno de ellos, por separado, mantuvo conversaciones con el ya conocido agente Francisco Martínez Salvador, (el del «necessaire» explosivo). En la tarde del 18 de marzo, los cuatro se despidieron del hotel. Dos de ellos, sin especificar cuáles, dijeron que se marchaban a Villa Sanjurjo, pero la comprobación de las relaciones de personas que atravesaban el paso fronterizo de Beni Enzar confirmó que no habían pasado por ese lugar. Los otros dos afirmaron que cambiaban de hotel, comprobándose por las fichas de entrada de ese tipo de establecimientos que no lo habían hecho. Todas estas pistas llevaban al jefe de la sección a afirmar que: «Por todo ello, creemos fundadamente que estos individuos sean los que han tomado a su cargo el LOLA en su huida». Pero la estancia en Melilla de estos individuos coincidió con la presencia en el mismo hotel de otro individuo que se reunió con ellos, y contactando también con Martínez Salvador, desconocido para la sección, y cuya estancia fue asimismo vigilada por el agente del Intelligence Service Samuel Serfaty Roffe. Acaba el parte señalando que como el Lola estaba atracado de proa al muelle, usaban para acceder al muelle uno de los botes salvavidas que, en la huida dejaron abandonado, haciéndose cargo del mismo los agentes del servicio alemán Martínez Salvador y Emilio Lacalle Quijano. Con este parte de la huida del Lola no acaban las pesquisas de la 2.ª bis. Al día siguiente identifican al otro huésped del hotel. Y aquí saltan las alarmas sobre la posible connivencia de las autoridades españolas con las alemanas en este tema. Se trataba de Francisco Arranz Monasterio, de cuarenta y cuatro años, casado natural de Madrid. Llegó a Melilla el día 15 por vía aérea proce- 98 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 136


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