Page 24

RHM EXTRA 1 2017

LAS RAÍCES DE LAS ORDENANZAS MILITARES… 23 de servicio militar, el fonsado, o guerra ofensiva, y el apellido, o guerra defensiva, se muestran y regulan otra serie de expediciones y actividades más limitadas, ligadas generalmente al fonsado. Los términos recogidos son muy variados, en función de su diferente carácter y objetivos: cabalgada y algara (se realizaban durante el fonsado o con independencia del mismo, pero lo que siempre se prescribe es que las integraran no más de la mitad de los guerreros presentes, estando obligados el resto a quedarse en la zaga o retaguardia); correduras, arrancadas y talegas (similares a las modalidades anteriores, aunque destinadas en especial a capturar ganados y provisiones); tallas, destinadas a la tala forestal; cabalgadores (término utilizado para denominar a ejecutores de de acciones individuales, cuya recompensa figura en los fueros); azaria, de difícil interpretación, al ser considerada, en algunas ocasiones, como una variante nocturna del fonsado y, en otras, como expedición destinada también a la tala de árboles. Asimismo, se establecieron ciertos servicios, como la almofalla o campamento, donde participaban los excusados como asistentes de las autoridades, así como quienes aportaban tiendas. Un servicio armado muy especial lo constituía la rafala, destinado a la custodia del ganado17. En segundo lugar, en los fueros se reglamentaron las formas de llevar a cabo el reclutamiento, variando éste en función del tipo de expedición tratada. Así, para el fonsado era más parsimonioso y organizado, según se describe en alguna normativa general como el Fuero Real o las Partidas, o en el mismo Fuero de Plasencia, y normalmente se efectuaba en la plaza mayor de la localidad. La urgencia del apellido, en cambio, determinaba la necesidad de salir todos “corriendo” o “trotando” y seguir a la enseña hacia donde ésta se dirigiera. En tercer lugar, se mencionan los mandos de cada milicia y, de manera especial a los adalides, nombrados por el monarca o por un delegado suyo, a quienes competía ordenar el movimiento de las tropas y establecer los campamentos. Bajo su mando se hallaban los almocadenes, designados entre los peones a propuesta del adalid, y encargados del mando de las huestes de a pie. Las milicias de los concejos, casi siempre en función de las colaciones existentes en cada población, se dividían en grupos o quadrillas, y elegían a distintos jefes, como jueces, alcaldes, qua- 17  Sobre las distintas modalidades de guerra y los diferentes servicios realizados en torno a las batallas pueden consultarse los trabajos de: Palomeque Torres, Antonio: “Contribución al estudio del ejército en los Estados de la Reconquista”, en Anuario de Historia del derecho Español, nº XV, 1944, pp. 205-251; Moxó, Salvador de: “El Derecho militar en la España cristiana medieval”, en Revista Española de Derecho Militar, nº 12, 1961, pp. 9-59 y Palacios Martín, Bonifacio: “Las milicias de Extremadura y la conquista de Andalucía”, en Andalucía entre Oriente y Occidente (1236-1492) Actas del V Coloquio Internacional de Historia Medieval de Andalucía, E. Cabrera (coord.), Córdoba, 1988, pp. 79-94. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2017, pp. 23-58. ISSN: 0482-5748


RHM EXTRA 1 2017
To see the actual publication please follow the link above