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Revista Historia Militar Extra 1 2018

22 ANA ARRANZ GUZMÁN exclusiva cualidad que se reconoce al militar, la fuerza. Tras las dos alocuciones, ambas damas solicitan a Cupido que decida como juez. Finalmente, el Dios del Amor sentencia, proclamando vencedor al clérigo: “según la ciencia y según la costumbre/ es más apto el clérigo para el amor”8. Ahora bien, si es cierto que los poemas de trovadores y de goliardos facilitan imágenes de elogio, desdén, o de humor, según cada caso, en torno a la guerra y a los militares, la lírica medieval proporciona también, sobre todo una vez entrado el siglo XIII, cuando el recorrido cruzado llevaba ya casi dos siglos de andadura, versos cargados de desilusión y de crítica abierta hacia los poderes laicos y eclesiásticos por engañar a la población, al hacerles soñar con un destino falso, siendo la realidad que les esperaba igual o más oscura a la padecida en Europa. En este sentido, algunos de los versos más ilustrativos salieron de la pluma del poeta francés, quizá originario del condado de Champaña, cuya identidad se esconde bajo el seudónimo de Rutebeuf (1230?-1285). De su producción literaria se conservan cincuenta y seis poemas, con catorce mil versos, algunos de los cuales están dedicados a la Cruzada, como “La complainte d’outre-mer” o “La disputaison du croisé et du decroisé”9 . La visión ofrecida sobre la guerra por Rutebeuf tiene poco que ver con otros cánticos de cruzada. En sus versos no hay exaltación, sino oposición abierta y desilusión. Probablemente, además de expresar sus más íntimos sentimientos, con sus versos deseaba influir asimismo en la opinión pública, a la que periódicamente se intentaba enardecer con discursos oficiales. Por ello, no dudó en referirse a la imprevisión y desidia de reyes y otros jefes cruzados, a la codicia de los guerreros y a la hipocresía de los eclesiásticos. Valga como pequeña muestra de su crítica visión uno de sus textos: “¿Dejar la mujer y los hijos, el bien y la herencia, para conquistar una tierra extranjera de la que nada conseguiré? ¡Como si no pudiera venerar a Dios en París tan bien como en Jerusalén! El camino que lleva al Paraíso no pasa por fuerza por el mar. Cierto, los ricos señores prelados que se han apoderado de los tesoros del mundo entero pueden tener un interés en la cruzada. Pero yo vivo en paz con mi vecino, no estoy nada cansado de él y no tengo por tanto ningunas ganas de buscarme una guerra allí en el fin del mundo. Si tenéis hambre de hazañas, id en buena hora, cubríos de gloria y decid por favor al sultán de mi parte que si le apetece atacarme en mi casa entonces sí que sabré luchar perfecta- 8  Un recorrido sobre las fuentes, la bibliografía y los temas de la poesía de los goliardos en Arranz Guzmán, Ana: “De los goliardos a los clérigos falsos”, en Espacio, Tiempo y Forma. Serie III, nº 25, 2012, pp. 43-83. 9  Zink, Michel (ed.): Rutebeuf. Oeuvres completes, París, Bordas, 2 tomos, 1989-1990. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2018, pp. 22-76. ISSN: 0482-5748


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