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Revista Historia Militar Extra 1 2018

LOS LEGADOS PONTIFICIOS Y LA GUERRA EN LA PENÍNSULA… 231 Pocos días antes de iniciarse el cuarto de los concilios legatinos compostelanos fallecía Bernardo de Toledo. La asamblea se celebró el 29 de abril de 1124 para tratar de la inseguridad, los abusos y las violencias que estaban padeciéndose en el reino; de hecho, las reuniones estuvieron presididas también por el joven rey Alfonso VII. Se establecieron las paces y treguas de Dios, vigentes ya en Italia y Francia (y en los condados del noreste peninsular117), recogiendo la legislación canónica al respecto que se había desarrollado en los concilios de Clermont y Lateranense I. El último concilio celebrado por Diego Gelmírez como legado pontificio tuvo lugar el 18 de enero de 1125, es decir, después del fallecimiento de Calixto II (†13 de diciembre de 1124), aunque quizás el compostelano no hubiera recibido todavía la noticia del deceso de su gran valedor. En este concilio se trataron las paces de Alfonso VII y su madre la reina Urraca, así como algunas otras cuestiones eclesiásticas. Pero, sobre todo, Diego Gelmírez hizo un llamamiento a todos los poderes laicos para unirse en una gran campaña militar contra los sarracenos en la Península Ibérica, con indulgencia plenaria y mandato de predicar la cruzada a todos los obispos y abades. El arzobispo compostelano parecía haberse extralimitado plena y conscientemente al convocar la cruzada118, tanto por el hecho en sí de plantear una campaña de estas características, como por haber realizado un llamamiento general a todo el pueblo cristiano. Fletcher hace hincapié en la lejanía de la Galicia de Gelmírez con respecto a la frontera con el Islam119, si bien este argumento parece refutable, ya que el arzobispo estaba convocando un concilio como legado apostólico, y el ámbito su legacía, en todo caso, incluía las provincias de Braga y Mérida, es decir, lugares que no estaban en absoluto alejados de la frontera con los musulmanes. Ahora bien, la legacía de Diego Gelmírez era para las dos provincias mencionadas, mientras que su llamada a la cruzada del concilio de 1125 fue universal, incluyendo a todos los reyes, príncipes, condes, arzobispos, obispos, abades, y al resto del clero y pueblo al completo. Por otra parte, la cru- 117  El legado Hugo Cándido decretó “treguas y paces de Dios” en sendos concilios de Gerona y Ausona de 1068. TEJADA Y RAMIRO, Colección, T. III, pp. 125-134. MALDONADO Y FERNÁNDEZ DEL TORCO, José, “Las relaciones entre el Derecho canónico y el Derecho secular en los concilios españoles del siglo XI”, Anuario de Historia del Derecho Español, Núm. 14 (1943), pp. 232-275; GONZALVO I BOU, Gener, “El comtat d’Urgell i la Pau i Treva”, en VV. AA. El Comtat de Urgell, Lérida, Edicions de la Universitat de Lleida, 1995, pp. 72-73; SABATÉ I CURULL, F., Història de Catalunya..., pp. 231-232. 118  C. de Ayala se refiere a este episodio como la “apoteosis de Gelmírez”, resaltando su importancia propagandística. Sacerdocio y Reino en la España altomedieval. Iglesia y poder político en el Occidente peninsular, siglos VII-XII, Madrid, Sílex, 2008, pp. 413-415. 119  FLETCHER, R. A., The Episcopate in the Kingdom of León in the Twelfth Century, Oxford, Oxford University Press, 1978, pp. 359-360. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2018, pp. 231-268. ISSN: 0482-5748


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