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Revista Historia Militar Extra 1 2018

242 FERNANDO RODAMILANS RAMOS emprendiera devotamente este santo camino y, o bien lo terminase, o bien muriera allí, por la autoridad conferida a nos por Dios, le concedemos la absolución de todos sus pecados por los cuales hubiera recibido la confesión con un corazón contrito y humillado, y le recibimos bajo la protección nuestra y de San Pedro tanto a él como a sus hombres y a sus bienes, desde el comienzo de su viaje hasta su retorno. Por lo tanto, si alguien pretendiera durante este tiempo violar sus bienes o inquietarle con otras molestias, sea anatema. (32) Desde el inicio de la Cuaresma hasta la octava de Pascua, y desde el inicio del Adviento hasta la octava de la Epifanía, ordenamos que sea observada la tregua entre los cristianos, y que no se haga ningún combate en absoluto entre ellos. Si alguien violara esto, sea excomulgado”160. Ambos artículos guardan una razonable relación entre sí. El primero es un llamamiento a la lucha contra los sarracenos y, en concreto, se trata de una puesta al día de la conmutación del voto de cruzada. Nótese que la referencia a la bula de indulgencia es del Papa Urbano II, quien desde 1089 ya había instado a acudir a la reconquista de Tarragona en vez de acudir al camino de Jerusalén; el tenor del texto es similar al del Lateranense II y al de la bula Pastoralis officii de Calixto II de 1123. En cuanto al c. 32, último de las actas vallisoletanas, reproduce el comienzo del c. 12 del II Concilio Lateranense sobre las treguas y paces de Dios. Todavía podría precisarse más sobre esta convocatoria cruzadística del legado Jacinto. De Ayala ha analizado la relación existente entre reconquista, cruzada y órdenes militares, que formaron parte de un mismo “círculo de acción” en el que compitieron la Sede Apostólica y los monarcas hispanos161. La monarquía castellano-leonesa, tanto antes como después de la promulgación de la cruzada de Urbano II, mantuvo viva la idea de una cruzada propia. Ello ha podido verse para el caso de Alfonso VI (1073) y aumentó con los éxitos de Alfonso VII (Almería, 1147), monarca que promocionó las órdenes militares extranjeras en Castilla y León. Bajo este punto de vista, uno de los objetivos de la legación del cardenal Jacinto habría sido precisamente “recuperar el control de la cruzada para la Sede Apostólica”, y la subsiguiente reacción por parte de los sucesores del emperador Alfonso 160  ERDMANN, Carl, O Papado e Portugal no primero século da história portuguesa, Coimbra, Instituto Alemão da Universidade de Coimbra, 1935, Doc. V, pp. 83-88. Trad. de F. Rodamilans. 161  AYALA MARTÍNEZ, Carlos de, “Reconquista, cruzada y órdenes militares”, Bulletin du centre d’études médiévales d’Auxerre, Hors-série Num. 2 (2008), pp. 1-13. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2018, pp. 242-268. ISSN: 0482-5748


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