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Revista Historia Militar Extra 1 2018

EL ASCENDIENTE ECLESIÁSTICO EN EL LENGUAJE BÉLICO… 51 “costumbre”68. Sí, en cambio, es importante subrayar la estrecha vinculación existente entra tales innovaciones y el discurso que, poco a poco, fue implantándose en estas asambleas castellanas. Con anterioridad a que Maquiavelo hiciera célebre la expresión que ligaba la acción de gobernar con la capacidad de “hacer creer”, su práctica, de una manera más o menos consciente y más o menos velada, ya se había desarrollado en nuestras Cortes. Para el fortalecimiento de la institución monárquica, la proyección de una buena imagen del rey, de su credibilidad, resultaban fundamentales69. Por ello, el discurso regio ante las Cortes, efectuado personalmente o encomendado a algún eclesiástico especialmente letrado, iría adquiriendo cada vez mayor relieve. Era imprescindible convencer al auditorio, crear una opinión pública favorable a los proyectos planteados por el monarca y, entre ellos, los bélicos, siempre tan necesitados de nuevas contribuciones económicas de la población. A grandes rasgos, en las Cortes, el que podemos denominar “lenguaje de la propaganda” persiguió dos fines fundamentales: justificar decisiones regias relacionadas con imposiciones tributarias que no gozaban del respaldo popular, y ensalzar el sentimiento de pertenencia que los habitantes del reino, como “naturales”, debían tener hacia su tierra, donde se habían llevado a cabo hazañas especialmente gloriosas para la Cristiandad. En este sentido, fueron primordiales, por un lado, la asimilación progresiva de todo un conjunto de reflexiones de carácter financiero provenientes de la escolástica, en concreto, aquellas relacionadas con los fundamentos legitimadores de las imposiciones tributarias, como el concepto de “bien común”; y, por otro, la utilización de un determinado lenguaje religioso, consolidado ya en la legislación alfonsí y en los espejos de príncipes para engrandecer la figura del monarca. De acuerdo con ello, para el periodo analizado, cabe articular en dos bloques precisos los mecanismos y elementos propagandísticos, de indiscutible simbología religiosa y eclesiástica, que fueron utilizados por la monarquía en las Cortes con el propósito de conseguir financiar las sucesivas campañas contra granadinos y norteafricanos70. Uno, está constituido por los 68  Interesantes reflexiones al respecto en Ortego Rico, Pablo: “Guerra y paz como fundamentos legitimadores de la exacción fiscal en Castilla: teoría y práctica (siglos XIII-XV)”, pp. 67-107. 69  Aunque el concepto de “propaganda” es moderno, su esencia aparece con claridad en muchas de las manifestaciones políticas del Medievo. Entre los múltiples estudios sobre los mecanismos de la propaganda, puede consultarse las obras ya clásicas de Ellul, J: Historia de la propaganda, Caracas, 1969, y de J. W. Lapiérre: El análisis de los sistemas políticos, Barcelona, 1976, así como los diferentes trabajos de Nieto Soria, entre los que cabe destacar: Ceremonias de la realeza. Propaganda y legitimación en la Castilla Trastámara, Madrid, Nerea, 1993. 70  Desafortunadamente, los discursos más ricos y representativos de lo que venimos señalando se desarrollaron a partir del reinado de Juan I. Por otro lado, aunque no cabe duda de que fue a partir de los Trastámara cuando se puede apreciar en las fuentes una clara voluntad por parte de la monarquía de solemnizar determinados actos con alocuciones del monarca o de un Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2018, pp. 51-76. ISSN: 0482-5748


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