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183 Miguel Yagües Palazón Los desafios medioambientales en el espacio... En primer lugar, la entrada de nuevos actores ha supuesto la sustitución de la bipola-ridad por la multipolaridad. Como resultado, se ha pasado de un marco caracterizado por la relativa facilidad entre Moscú y Washington en alcanzar acuerdos debido a un secular consenso en las cuestiones de seguridad, a la coexistencia de numerosos actores con perspectivas de seguridad muy divergentes, ocasionando que las negociaciones y las concesiones sean más difíciles y arduas. A diferencia de la legislación espacial y los tratados sobre control de armas firmados entre la Unión Soviética y Estados Unidos, las negociaciones con los Estados emergentes se tornan más complejas. Ejemplo de ello, ha sido el encallamiento de la Conferencia de Desarme (CD) entre 1998 y 2008 a causa de las diferencias en las doctrinas espaciales entre Estados Unidos y China, o el rechazo por Estados Unidos al Tratado PPWT (Treaty on Prevention of the Placement of Weapons in Outer Space and of the Threat or Use of Force against Outer Space Objects) presentado entre China y Rusia en 2008 y en 2014 en la propia CD. Y en segundo lugar, y en relación con el anterior, las naciones emergentes con ca-pacidades militares se caracterizan por carecer de una tradición en la participación de acuerdos sobre control de armas o en entablar negociaciones dirigidas a la promoción de las restricciones militares. En efecto, los países miembros del continente asiático no han tomado parte en la aprobación de tratados de reducción de armamento o de cooperación y seguridad, a diferencia de los Estados europeos que sí participaron entre otros, en la firma del Mutual and Balanced Force Reductions, el Tratado sobre fuerzas armadas convencionales en Europa, o los Acuerdos de Helsinki. Las causas que dificultan la consecución de acuerdos sobre control de armas en el ámbito espacial por las naciones emergentes se asemejan a aquellas que Paul Bracken señala respecto a las armas nucleares: la existencia de un nuevo sistema internacional «descentraliza-do », caracterizado por la individualidad y la desconexión entre los actores y donde las tensiones transfronterizas, regionales y globales adquieren una priorización absoluta respecto a la cooperación.15 En efecto, a diferencia de la cooperación que existe en Europa en torno a la Agencia Espacial Europea (ESA), que entre otros logros se encuentra el primer aterrizaje sobre un cometa realizado por el módulo Philae acoplado a la sonda Rosetta, Asia se ha ca-racterizado por la independencia tecnológica, cuyo fin ha estado dirigido a alcanzar la autosuficiencia. Ajey Lele ha llegado incluso a denominarlo «apartheid tecnológico», siendo India su máximo exponente.16 El resultado es que las naciones espaciales asiáti-cas no cooperan entre ellas, sino que sus compromisos están conectados con Estados Unidos, Rusia o la Unión Europea en materia de importación de tecnología de alto nivel y formación. El ejemplo que mejor ilustra este asunto es la membresía de Japón en la ISS. Es por ello que hasta la fecha, las potencias líderes asiáticas han preferido trabajar con países menos desarrollados para promover su propio liderazgo y sus in- 15  Bracken, P. The second nuclear age: strategy, danger, and the new power politics, New York: Times Books, 2010, p. 2. 16  Lele, A., op. cit. nota 10, p. 14. Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos n.º 12 - Año: 2018 - Págs.: 177 a 214


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