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MISCELÁNEA muro de escudos era reforzado en los puntos necesarios por las devastadoras hachas de la infantería de élite, los housecarls y seguía resistiendo inexpugnable. Llegó a extenderse el rumor de que Guillermo había muerto, pero éste hizo gala de su competencia acudiendo inmediatamente a los puntos clave para demostrar la falsedad de la noticia. Nuevamente recurrió a una combinación del asalto de infantería con los arqueros arrojando flechas por el segundo sector, que tampoco consiguió desorganizar a los defensores. La suerte, factor constante en la guerra, favoreció entonces a los normandos: Haroldo fue alcanzado y la noticia hizo que la línea se fuese desmoronando hasta degenerar en la huida que permitió a la caballería normanda destruir la capacidad de combate de sus enemigos. La guerra no terminó con la batalla. La conquista y consolidación necesitaron sucesivas campañas de devastación y represión que crearon un espacio vacío (frente a escoceses y noruegos), y la construcción de una excelente red de castillos de piedra18 novedosos en la isla. Las causas de la victoria brindan numerosas lecciones: la coordinación de diferentes tipos de fuerzas, la búsqueda de la iniciativa, la persistencia, la superioridad numérica terminaron inclinando la balanza19. Cabe destacar la incapacidad de penetrar la línea defensiva, a la que los housecarls proporcionaban una imprescindible flexibilidad a modo de reserva, la importancia decisiva del líder y su efecto en la moral, el aprovechamiento de las diferentes técnicas de la caballería -no limitadas al choque- y la eficacia de la retirada fingida (maniobra frente al puro choque) que, si no rompió la línea, sí la debilitó y constituyó un espectáculo que, sin duda, influyó en el ánimo de los defensores. Guillermo contaba con el apoyo papal, que explotó difundiendo el rumor – probablemente falso - de que Haroldo había sido excomulgado20, en un magnífico ejemplo de operación de información. Utilizó genialmente la provocación, al ocupar el patrimonio personal de Haroldo provocando así su precipitada reacción. No sabemos si su éxito en Stanford Bridge indujo en él un exceso de confianza o si, como parece, su carácter era naturalmente impetuoso. Tras la sorpresa del cruce, una estrategia de contención anglosajona que aprovechase su superioridad naval habría puesto a los normandos contra las cuerdas. Guillermo le conocía perfectamente (como Gonzalo a Nemours) y posiblemente esperaba su errónea reacción. Necesitaba una batalla decisiva21, la provocó, la dirigió magistralmente y la suerte de los audaces vino en su ayuda. 111 lidad para explotar las oportunidades con decisión. Su ocasión de entrar en la Historia por la puerta grande le llegaría en 1066. No la desaprovechó: preparó cuidadosamente su asalto y conquista de Inglaterra, hazaña no repetida desde entonces. Haroldo, el rey inglés, había tenido que movilizar a su ejército recién licenciado tras sobrepasar el tiempo de prestación de servicio, para aproximarse en una marcha extraordinaria y enfrentarse al rey de Noruega en Stanford Bridge. Sorprendió a los nórdicos que consiguieron, no obstante, formar el muro de escudos. Fue una a lucha de infantería en que la suerte se decantó de parte de Haroldo: “Entre ellos había unos cuantos arqueros. Fue uno de ellos quien derribó al líder noruego Harald Hardrada. Tostig no tenía suficiente autoridad entre los nórdicos para reorganizarlos tras la muerte de su rey y sus formaciones se vinieron abajo”. Martin J. Dougherty. Caballeros Medievales. Mientras tanto, Guillermo cruzó el Canal, se apoderó de una cabeza de puente y ocupó las tierras de la corona, un desafío directo y personal difícil de resistir. Haroldo acudió a marchas forzadas. Defensa y ataque en Hastings. Escena 52b del tapiz de Bayeux Wikipedia Commons Los anglosajones (ingleses) desplegaron en una posición ventajosa, que les permitió, plantear una defensa sólida, en la que todos sus hombres combatirían a pie. Guillermo disponía de un ejército más numeroso y equilibrado, en el que una cuarta parte era caballería. Su infantería normanda inició el ataque, que preparó el choque decisivo arrojando sus jabalinas y empleando lanceros apoyados por los arqueros, para dar paso a la embestida de la caballería, una vez rota la cohesión de la defensa. Pero las reiteradas cargas no conseguían abrir brecha en la muralla de escudos anglosajona, así que se recurrió a una retirada fingida, que atrajo a una fracción enemiga fuera del despliegue. Este grupo fue rodeado y, desprovisto de la ventaja del terreno, destruido por la caballería normanda apoyada por arqueros. Sin embargo, el 18  En la Alta Edad Media predominaban defensas menos sofisticadas que evolucionaron en su diseño y materiales y que seguiría haciéndolo posteriormente con especial desarrollo en Oriente Próximo. 19  Existen numerosas versiones de la batalla. Se ha tenido en cuenta fundamentalmente la de Gillingham en Great Commanders of the Ancient and Medieval World, Fuller en Grandes Batallas, Técnicas bélicas del mundo medieval (VVAA), y A History of Warfare (Montgomery). 20 Hoy esto no nos dice nada, pero para la mentalidad medieval la excomunión sí tenía importancia (que variaba según los casos) y fue un recurso deliberadamente empleado por los papas. 21  La Batalla de Hastings en Fuller, J.F.C., Batallas decisivas, Vol. I (Ed. Ejército). Entre otras cosas había sufrido ya un retraso en las operaciones por el mal tiempo.


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