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Por primera vez, militares africanos han instruido a tropas de otros países africanos. Los militares españoles realizaron la semana anterior sus traslados hacia la localidad mauritana de Atar, donde se integraron en el contingente multinacional. Viajaron con parte de su material de trabajo, desplazado hasta la zona de operaciones por aviones C-130 Hércules y C-295 del Ejército del Aire. Las unidades españolas han colaborado principalmente con las unidades mauritanas, con las que ya han trabajado con anterioridad en misiones de seguridad cooperativa. En esta edición de 2019, el cuartel general del ejercicio se estableció en Uagadugú, capital de Burkina Faso, donde también hubo representantes nacionales. Cerca de allí, en Loumbilla, ha operado también un equipo del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil. LUCHA CONTRA EL TERRORISMO El objetivo global del ejercicio Flintlock es el fortalecimiento de las capacidades de los países africanos mediante el adiestramiento en áreas diversas de operaciones especiales, como tiro de combate, procedimientos de inserción, lanzamientos paracaidistas o planeamiento de operaciones. Con ello se refuerzan las alianzas entre las naciones africanas y occidentales aumentando su capacidad para trabajar juntos en operaciones multinacionales en respuesta a situaciones de crisis en la zona del Sahel, una franja de unos 5.000 kilómetros de largo que se extiende desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo, abarcando doce países. Las naciones africanas participantes en la edición de este año han incluido Argelia, Benin, Burkina Faso, Cabo Verde, Camerún, Chad, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Malí, Marruecos, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal y Túnez. Entre los socios occidentales participantes, además de Estados Unidos y España, se encontraban Austria, Bélgica, Canadá, República Checa, Dinamarca, Francia, Italia, Japón, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido y Suiza. «El terrorismo es una amenaza global para todos nosotros, y solo podemos vencerlo si luchamos juntos contra él», afirmó el embajador de Estados Unidos en Burkina Faso, Andrew Young, durante la ceremonia de apertura del ejercicio, el 18 de febrero en Camp Zagre (Uagadugú). En dicha base militar se ha establecido el cuartel general multinacional conjunto (JMHQ) del ejercicio, diseñado para ejercer el mando y control sobre las unidades tácticas, distribuidas en cuatro ubicaciones diferentes. «Esto nos permitirá desarrollar operaciones sincronizadas», explicó el general de la fuerza aérea estadounidense Mark Hicks, comandante del SOCAFRICA, en la ceremonia de apertura, a la que, por parte española, asistió el comandante del MCOE, general de división una evaluación de la OTAN. España consiguió ser certificada Combat Ready (preparada para el combate) con unas puntuaciones muy altas. En el 2018, además de estar «de guardia» por si la Alianza Atlántica requería una respuesta rápida, se ha participado en múltiples planeamientos de contingencia y se ha seguido prestando atención a los cometidos como Mando español. El Mando Conjunto también tiene el cometido de facilitar la integración e interoperabilidad de las UOEs; en este sentido, se han organizado seminarios, jornadas, cursos y ejercicios. —¿Cuáles son ahora sus prioridades? —El objetivo principal sigue siendo alcanzar el nivel de excelencia de las Unidades de Operaciones Especiales; que llevan años demostrando su alto nivel de instrucción, el enorme compromiso personal de sus componentes, y su eficacia. Otro reto es el de facilitar la interoperabilidad de todas las capacidades de operaciones especiales de las Fuerzas Armadas para poder hacer frente de manera rápida y eficaz a las diferentes amenazas contra los intereses nacionales. —Los boinas verdes trabajan bajo exigentes condiciones físicas y psicológicas ¿Cómo se evita que sufran un excesivo desgaste? —Efectivamente, están expuestos a esa gran dureza. Una manera de evitar ese desgaste es mediante una larga y exigente selección de su personal y, luego, a través de un riguroso adiestramiento que les permita superar cualquier adversidad. Las unidades se anticipan y planifican de manera apropiada unos ciclos operativos que permiten recuperar las capacidades empeñadas en las misiones y así poder estar en condiciones de responder con agilidad a la siguiente misión. —¿Qué importancia tienen las tecnologías emergentes en el campo de las operaciones especiales? —Todos los medios existentes de información, vigilancia y reconocimiento (sensores en UAV, guerra electrónica, elementos de observación…), ópticas en las armas de fuego, comunicaciones integradas, visión nocturna, etcétera, facilitan mucho la labor del combatiente, pero, en cualquier caso, lo fundamental es el ser humano; ninguna tecnología sería eficaz sin el compromiso personal del componente de cualquier unidad de este tipo, sin su adiestramiento, su capacidad de sacrificio, su imaginación… Esa es la clave de las mejores unidades de operaciones especiales, la calidad humana de sus miembros. Marzo 2019 Revista Española de Defensa 15


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