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25 Palmerino Cuneo Terrorismo y criminalidad organizada: el sistema de… epicentro de la reconquista del islam. Se trata pues de un problema exquisitamente po-lítico, donde estos movimientos sediciosos de matriz radical islámica se fortalecen por la fácil movilización de sus «guerreros» y por una alta rentabilidad económica ofrecida por la red de criminalidad organizada y, más o menos conectados con Al Qaeda o el Daesh, se globalizan y se vuelven herramientas fundamentales a la hora de determinar los nuevos equilibrios multipolares. Una amenaza compleja, donde sus mecanismos y prácticas están al mismo tiempo sujetos a la doble moral de los que los utilizan y los apoyan. El cultivo de la radicalización política y del crimen organizado se encuentra en las condiciones «ambientales» que el campo de batalla del Sahel ofrece (que se re-plica en otras áreas del Magreb, de Oriente Medio o en Kosovo de 2008), donde los fuertes conflictos sociales no son mediados adecuadamente por el sistema político, lo que supone la precondición para la emergencia de estos movimientos transversales de corte político-religioso, que utilizan la herramienta del terrorismo36 como excusa para apuntar a intereses políticos y separatistas locales, beneficiando a la postre a la econo-mía del crimen organizado. Bajo esta perspectiva, es oportuno reconsiderar el efectivo alcance de la amenaza yihadista. ¿Una Yihad local o Daesh contra Al Qaeda? Como podemos apreciar, el islam no es un monolito, como tampoco el terrorismo «suní» logra presentarse como un frente unitario; es decir, el identificar grupos como nítidamente definidos y detentadores de una ideología coherentemente perfilada lle-va a confusiones y errores, impidiendo verlos en su concreta esencia, dimensión y finalidad. En el Sahel el terrorismo «islámico», aunque expresión de la globalización del yi-hadismo, parece mantener firme sus finalidades localistas, y la estructura de mando y control «net-céntrica» les permite su no homogeneidad37. El análisis de estos movi-mientos, aunque tengan un matiz político-religioso transnacional y quieran instaurar su gobernanza sobre una visión extremista y simplista del islam, debe ser dirigido al contexto peculiar en el que nace y actúan. El proceso de globalización ha convertido 36  El terrorismo es un medio para lograr un fin, una táctica, y el nombre «guerra contra el terrorismo» es extremadamente incorrecto; sería como referirse a la II Guerra Mundial como la guerra contra la Blitzkrieg, la guerra relámpago o contra los Kamikaze, los aviones suicidas. 37  Se asiste así al crecimiento de un yihadismo «autóctono», que «descansa» sobre factores que van más allá de las líneas ideológicas y religiosas sobre las que aparentemente estos actores se basan, y se inscribe en la debilidad y las deficiencias —como la corrupción o la mala gobernanza sobre el terreno y del vacío estatal en muchas zonas rurales, factores de los que se sirve el yihadismo para instalarse (En: http://www.jeuneafrique.com/440007/politique/ny-a-dissue-militaire-bourbier-malien/ — fecha de acceso: 29 de abril de 2018). Esto pone de relieve que el problema ya no viene de fuera, si no que las implicaciones locales han permitido la apropiación local del combate en términos yihadistas, con una amenaza que ha expandido su rango de acción hasta consolidarse en zonas donde antes no tenía presencia. Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos n.º 13 - Año: 2019 - Págs.: 15 a 46


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