INTERNACIONAL
Las montañas cercanas a la población
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de Tolga, en Noruega, en la
zona de los Alpes escandinavos,
son muy diferentes a los Pirineos a los
que está acostumbrado el capitán Pelegrín,
destinado en el Regimiento de Cazadores
de Montaña “Galicia” nº 64, con
sede en Jaca (Huesca). «El terreno es más
llano, lo que lo hace menos exigente técnicamente;
la nieve es polvo, como arena,
y no moja; el frío es más seco y, a pesar
de que hay pocas horas de luz, la visibilidad
es buena y la línea del horizonte se ve
muy lejana, casi como en el mar», recuerda
tras haber pasado allí la última semana
del curso de instructor de guerra invernal
de la OTAN. Dicho curso se imparte en
el Centro de Excelencia para Operaciones
en Ambiente Invernal (COE-CWO), con
sede en Elverum, un centro de referencia
mundial en lo que a este tipo de combate
se refiere.
Desde hace varios años, militares españoles
—de unidades de Montaña, del Mando
de Operaciones Especiales o de la Escuela
Militar de Montaña y Operaciones
Especiales— ocupan algunas de las plazas
ofertadas, en los diferentes cursos impartidos
por el COE-CWO, a miembros de la
Alianza. El capitán Pelegrín fue el seleccionado
para la primera edición del año,
y valora la experiencia como «muy positiva
», por lo vivido allí y por el trasvase de
conocimientos y «trucos» que ha podido
hacer con su unidad, a su regreso a España,
con el diploma de lead instructor de la
OTAN bajo el brazo.
Al mismo tiempo, le ha servido para poner
a prueba su preparación en un entorno
diferente, donde no se puede escapar
del frío bajando al valle y no hay donde
esconderse, debido a la falta de desniveles
y a la ausencia absoluta de vegetación
por encima de los 800-900 metros de altitud.
Un desafío que le ha permitido comprobar
el alto nivel de la formación que se
imparte en el Ejército y que le ha ayudado
a superar el curso «sin problemas».
Eso no quiere decir que no haya sido exigente
o no haya habido momentos duros
en los más de 20 días de duración del curso.
El oficial recuerda, como el más complicado,
la noche en la que su patrulla tuvo
que echarse a andar en plena madrugada.
«Habíamos hecho unos refugios de supervivencia
en la nieve para pasar la noche,
pero el tiempo estaba complicándose y el
viento cada vez era más fuerte. Tuvimos
que sacar a uno de los compañeros por