NACIONAL
U Tres años después, «comienza la construcción
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na unión como la que conseguimos
allí es imposible de romper».
Así habla Patricia Martínez de Tejada de
sus compañeras del “María Cristina”, uno
de los colegios que formaban parte de la
red de centros destinados a acoger y apoyar
a los huérfanos del Ejército de Tierra.
Ella fue una de las cientos de niñas y jóvenes
que por allí pasaron y a las que se
conocía como “las Cristinas”, en alusión al
nombre del mismo.
Tras el fallecimiento de su padre —comandante
de Caballería— y con su madre
ingresada en el hospital, Patricia cruzaba
con tan solo 11 años y junto a sus cuatro
hermanas las puertas del “María Cristina”
en el que era su primer emplazamiento:
Aranjuez (Madrid). Se acababa de iniciar
la década de los 70 y en aquel entonces
el colegio estaba en muy mal estado, ya
que el edificio en el que se ubicaba databa
de 1758. Se trataba, concretamente,
de las Cocheras de la Reina Madre: una
construcción civil que Fernando VI mandó
levantar para albergar allí las caballerizas
de su madrastra, Isabel de Farnesio.
Sería en 1965 cuando el conocido entonces
como Ministerio del Ejército tomase
la decisión de construir un nuevo colegio
para huérfanas en una capital de provincia
próxima a Madrid y que contase con
Instituto, Escuela de Magisterio y Centros
de Enseñanza. De esta manera, la ciudad
escogida fue Guadalajara y la ubicación
exacta para el centro, la antigua Academia
de Ingenieros.
de un proyecto ambicioso, funcional
y moderno que se levantó gracias
al Servicio Militar de Construcciones y
al aporte económico que supuso la venta
en subasta pública del edificio de
Aranjuez, así como a las aportaciones del
Ministerio del Ejército y del Ayuntamiento
de Guadalajara», apunta el coronel Nalda,
del Órgano de Apoyo al Patronato de
Huérfanos (PAHUET).
INAUGURACIÓN DEL COLEGIO
El nuevo centro fue inaugurado en 1971,
con 328 alumnas —a pesar de tener capacidad
para 500— y haciéndose cargo
del mismo el Patronato de Oficiales
del Ejército. En esa inauguración estaba
Patricia: «Nos recuerdo vestidas con
el uniforme del colegio; incluso salió en
el NO-DO». El complejo, de 20.000 m2,
contaba con un edificio central para la
Dirección y Administración; dos edificios
a la derecha para comedor y cocina, así
como dormitorios y clases para las mayores;
y otros tres edificios a la izquierda
para enfermería, lavandería, sala de calderas,
salón de actos-capilla y las clases
de las alumnas de primaria. Las alumnas
se podían desplazar de una dependencia
«
El colegio contaba
con 20.000 m2, incluyendo
pista de atletismo
y dos piscinas