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Memorial de Artillería 171_2

Historia 87 Qvadernum Historiae XII nuada de la artillería pro-dujese los efectos deseados. En base a su experien-cia los artilleros empezaron a utilizar los diversos tipos de materiales en distintos cometidos en función de su potencia y movilidad13. Las bombardas de grueso calibre se empleaban con-tra las torres para provo-car su desplome, y contra las murallas, debilitando su mampostería hasta abrir las brechas necesarias para el asalto de los infantes. En esos momentos una sola boca de fuego bien empla-zada y cargada con clavos de hierro, piedras o peque-ños proyectiles emplomados a modo de metralla, tenía efectos devastadores entre la masa de defensores que se amontonaban para su bloqueo. La artillería me-nuda, compuesta por las piezas de calibres menores, como los ribadoquines, los pasavolantes y las cerba-tanas, tenía como objetivo primordial batir a las fuer-zas de la defensa, actuan-do coordinadamente para mantenerlas alejadas e im-pedir la reparación de los daños causados, su reforza-miento o la construcción de nuevas obras defensivas. La tormenta de fuego contra la plaza o fortaleza se comple-taba con el bombardeo de las piezas de tiro curvo, los trabucos, los morteros y los (13) En la guerra de Granada se utilizaron en proporción un mayor número de nue-vas armas que en conflictos anteriores. Las tácticas de despliegue, los bombar-deos en masa y el apoyo de las piezas de menor calibre fueron similares a los expuestos en el método francés desa-rrollado por el maestro artillero Jean Bu-reau (HALL, BERT S. Weapons and war-fare in Renaissance Europe, Londres, 1997, pag. 128) cortaos, que tenían como misión batir su interior con la intención de asolar las moradas, provocar incen-dios y causar tal desazón entre los habitantes que les obligase a la capitulación. Las fortalezas que se en-contraban situadas en las franjas costeras eran ata-cadas también por la arti-llería emplazada en navíos, que servían también como plataformas de fuego. Por otra parte, los más móviles y ligeros cañones de mano y las espingardas, además de contribuir a la acción coordinada de la artillería, se destinaban a batir las incursiones y salidas de los sitiados contra los asenta-mientos artilleros, y los rea-les, y a la protección de los trenes de suministros en su movimiento. Durante el asedio, tan im-portante como el alcance o la precisión del tiro era el man-tener un volumen de fuego tal que impidiese una rápida Imagen superior. Cañón de mano (circa 1400). Primeras armas de fuego portátiles utilizadas habitualmente en tareas de defensa de los trenes en movimiento y los asenta-mientos de tropas y artillería Imagen inferior. Asedio del Castillo de Mortagne. En la esquina inferior izquierda pueden verse dos bombardas protegidas por mantele-tes (Chronique d’Angleterre, de Jean de Wavrin’s. British Library Royal) ... en otoño de 1485, sobre el castillo de Alhabar las 18 bombardas de gran ca-libre asentadas en el sitio efectuaron 140 disparos en una sola jornada...


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