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219 José Miguel Alía Plana Reglas de enfrentamiento y gobierno... El binomio ROE/daños colaterales forma una estructura común de gestión de la violencia, como distintas variables de una ecuación que produjera, con su resolución, la victoria o la derrota, la aceptación de la acción y el juicio ético que la opinión pública hiciera de la operación. Desde Vietnam, la percepción de la legitimidad de una operación (éxito o fracaso) varía según los públicos consideran se han adoptado o no medidas para alcanzar los objetivos previstos con rapidez, eficacia y eficiencia, con un reducido número de víctimas. El humanitarismo de las acciones militares contemporáneas se basa no tanto en una cuestión ética previa -que sin duda existe-, sino en un nuevo discurso y en una aritmética de costes y resultados, que calcula aceptabilidades de daños y pérdidas de vidas y bienes materiales.61 Una ratio reducida es prueba de eficiencia en planificación y conducción, y de la posesión de una tecnología militar y unos conocimientos adecuados. “Violencia proporcional”, “armamento inteligente”, “humanismo militar”, “sistemas de última generación”. son expresiones que aluden a este nuevo discurso sobre el conflicto, en el que una tecnología panóptica debería asegurar un éxito asociado a un número reducido de víctimas y daños. Cuanto menos matemos, más civilizados somos. El nuevo discurso posmoderno se matiza verbalmente con otros hallazgos ideológicos/ lingüísticos muy creativos, como los “bombardeo humanitario”62 y “armamento quirúrgico”. Su fin es representar estructuras, pensamientos y valores que permanecen ocultos a su concreción idiomática, de suma importancia porque se fabrican para la influencia en la opinión pública y el consumo de los medios de comunicación. Los valores/pensamientos subyacentes refieren la brutalidad de la guerra a una nueva concreción ética, compleja y paradójica. El daño colateral es un concepto de doble uso: herramienta de control interno de eficacia y eficiencia militar, basada en la elección del arma utilizada (“weaponeering”)63 61  : BROWN, John, Teoría del bombardeo humanitario (ensayo sobre algunos aspectos de la dominación neoliberal), Revista Internacional de Filosofía Política, nº 21 (julio de 2003). 62  : BROWN, John, op. cit. La expresión parece proceder de un artículo de Václav Havel, publicado en “Le Monde” el 29 de abril de 1999. 63  : Exigida por el Protocolo Adicional I (artículo 57, 2, a, ii.) según el cual las fuerzas atacantes deben tomar las precauciones posibles en sus acciones para evitar daños en la población y bienes civiles. El “weaponeering” no se reduce a elegir un arma o sistema de armas en concreto; supone una acción más compleja, es el proceso de estimación de la “cantidad de armas” precisas para lograr el nivel de daño deseado en el blanco elegido, teniéndose en cuenta su vulnerabilidad, naturaleza, efectos producidos, errores, disponibilidad de munición, letalidad, fiabilidad. Hablamos pues de efectividad. Gracias a las experiencias de las campañas de Iraq y Afganistán, las fuerzas armadas occidentales redefinen las bases para calcular daños producidos en un ataque, directos e indirectos, con las derivaciones resultantes. La iniciativa más seguida es la norteamericana, la “Colateral Damage Estimation”. Las fuerzas armadas norteamericanas han publicado un documento que actualiza su doctrina desde el 11-S, incorpora progresos técnicos y conclusiones deducidas de las lecciones aprendidas en Libia y Afganistán. Cualquier estado mayor debe reducir sus expectativas de predecir con exactitud qué daños http://revista.ieee.es/index.php/ieee


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