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REVISTA IEEE 5

298 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) Núm. 5 / 2015 Unos cambios en la legislación china de Derechos Humanos permitieron a la UE, en octubre de 1990, levantar las sanciones con excepción del embargo de armas y de transferencia de tecnología de doble uso civil y militar. Madrid quiso ejemplificar el fin del castigo de aislamiento con la visita a Pekín de su ministro de Exteriores. Al mes siguiente, Fernández Ordóñez se convirtió en el primer alto funcionario occidental que se reunía con las autoridades chinas. Cinco años después, el rey Juan Carlos sería el primer jefe de Estado europeo desde el fatídico 4 de junio de 1989, en viajar a China. Eugenio Bregolat, tres veces embajador en la RPCh, asegura que escuchó cientos de veces a los funcionarios chinos repetir la frase de que “España es el mejor amigo de China en Europa”. Bregolat apoya su afirmación en las Memorias de Qian Qichen, ministro de Exteriores entre 1988 y 1998. Dice Qian: En el oleaje general contra China en aquella época, España fue el país que no se dejó llevar por la corriente y mostró su comprensión hacia la situación de ese país, sin dejar en ningún momento de ejecutar el convenio de crédito y los proyectos de cooperación económica suscritos entre Estados, y tomando medidas activas para reanudar sus intercambios políticos.18 “España se situó en el mapa de China” con la decisión de González de enviar al jefe de su diplomacia, declara Bregolat en una entrevista a la autora del trabajo. “Entendimos”, añade, “que Deng Xiaoping estaba muy acosado por los conservadores, que le echaban en cara que Occidente, a cambio del apoyo a la reforma económica (mercados, capitales, tecnología, aceptación de estudiantes chinos en sus universidades, etc.) exigía el establecimiento de una democracia liberal en China; que pedían precisamente los estudiantes en la Plaza); es decir: poner fin al socialismo. Y se imponía, más allá de la efervescencia mediática, ayudar a Deng”.19 España contó también en China con una figura tremendamente popular, Juan Antonio Samaranch, quien en 1980, siendo vicepresidente del Comité Olímpico Internacional (COI), orquestó la fórmula Taiwán-China, que permitió a la RPCh volver al COI y dar alas a su deporte. En 2001, cuando Samaranch anunció en Moscú 18  BREGOLAT, Eugenio: “Las relaciones bilaterales hispano-chinas: pasado, presente y futuro”, Breve epílogo en Xulio RÍOS (coord.): Las relaciones hispano-chinas Historia y Futuro, Madrid: Catarata, 2013, pp. 217 y 218. 19  BREGOLAT, Eugenio: Entrevista realizada por correo electrónico el 23 de junio de 2014. El embajador no clarifica si China invitó a España o fue España quien pidió a China entrar en el club estratégico, aunque afirma: “Desde nuestro punto de vista entiendo que la relación con China debiera ser estratégica por la importancia que China tiene y tendrá en el futuro. Creo que la formulación de hace unos años era correcta: España debe añadir a las tres dimensiones históricas de su política exterior (europea, que ya está a medio camino entre lo exterior y lo interior, iberoamericana y mediterránea) una cuarta: Asia-Pacífico. Esto viene dictado por la realidad económica y geopolítica. No entenderlo es vivir en el siglo pasado. Pero la realidad es que España, como sociedad y como país, tiene (con todas las excepciones que se quiera) un gran déficit en su comprensión de China, de como China está cambiando el mundo en que vivimos”. http://revista.ieee.es/index.php/ieee


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