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REVISTA HISTORIA MILITAR 117

130 ALBERTO RAÚL ESTEBAN RIBAS A pesar de la escasa efectividad de aquella campaña, y para dejar bien patente el aprecio que la figura del joven príncipe despertaba en la Casa del Emperador, la reina María de Hungría, gobernadora de aquellos estados, firmó una disposición, en septiembre de 1554, por la cual a Manuel Filiberto se le asignaban, por su rango de capitán general, una paga de 1.000 libras al mes, un séquito permanente y completamente pagado de 25 gentilhombres y una guardia personal de 50 alabarderos17. Tras el fracaso de las grandes expectativas creadas para la campaña de 1554 el Emperador tuvo una nueva crisis de agotamiento, recluyéndose en una casita cerca de Bruselas, negándose a ver a ninguna autoridad18. Afortu-nadamente los franceses tampoco lanzaron ninguna operación a gran escala durante el otoño de 1554. El emperador ordenó licenciar a parte de las tropas el 23 de noviembre de 1554, especialmente los siempre conflictivos alemanes; con el dinero disponible se intentó retener al resto del ejército y construir 2 nuevas fortalezas, Charlemont y Philipeville, en el territorio del Mosa. Pero 1555 tampoco vio ninguna campaña: ambos contendientes es-taban exhaustos tras tantos años de guerra en Italia y Flandes. El propio Emperador se encontraba también agotado de la pesada carga del Imperio y de los diversos reinos y territorios de España y a lo largo de 1555 meditó y finalmente puso en práctica la idea de abdicación: el Imperio sería para su hermano Fernando y el resto de sus territorios para su hijo Felipe19. En cuanto a la eterna disputa con Francia, las diplomacias de ambos reinos ini-ciaron vías de aproximación para una salida negociada del conflicto. Con la abdicación del Emperador su hermana María de Hungría deci-dió renunciar a su cargo de gobernadora general de los Países Bajos y de Bor-goña; el nuevo soberano, el joven Felipe, ofreció el cargo al príncipe Manuel Filiberto, en reconocimiento por los servicios prestados. Y finalmente Felipe II pudo disfrutar de la noticia de la paz con Francia: el 5 de febrero de 1556 se firmaba la Tregua de Vaucelles, por la cual ambos contendientes se concedían un respiro durante 5 años, reconociéndose a Francia la posesión de tierras de los obispados de Metz, Toul y Verdun así como sus conquistas en el Piamon-te, centro de Italia, Luxemburgo y frontera de Flandes. El Imperio, España y Flandes transigían en aras de legar a Felipe II una paz con Francia que Carlos V no había podido tener. Sin embargo en el pensamiento de ambos reyes se auguraba que la guerra se reabriría más pronto que tarde, por lo que Felipe permaneció en los Países Bajos, a la espera de la ruptura de hostilidades. 17  MERLIN, Pierpaolo: op.cit., p. 87. 18  PARKER, Geoffrey: op.cit., p. 135. 19  Respecto del proceso de transición entre el reinado de Carlos I y Felipe II: RODRIGUEZ SALGADO, Maria José, Un imperio en transición. Crítica, Barcelona, 1992. Revista de Historia Militar, 117 (2015), pp. 130-166. ISSN: 0482-5748


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