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REVISTA HISTORIA MILITAR 117

LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS Y DE DISCIPLINA EN LAS… 159 aquella “traición”; difícil elección pues para el responsable de la defensa de una plaza, que no podía esperar ni clemencia del enemigo ni comprensión de sus superiores. Es por ello que en la mayoría de ocasiones las ciudades plan-teaban una decidida defensa, a la espera que las enfermedades y el hambre diezmasen a los asediantes o que una fuerza de socorro permitiese aliviar el asedio. Aunque existen innumerables casos, cada saqueo obedecía a unas cir-cunstancias determinadas que influyeron en aquellos sucesos posteriores. Aún así se puede establecer una regla sobre qué podía suceder previsible-mente68: si la plaza se rendía antes de la instalación de las baterías, podía esperar el perdón (llamado “componenda”) y evitar el saqueo mediante el pago de una compensación económica; si la villa ofrecía resistencia aún po-día esperar recibir la componenda, pero los términos de la rendición serían mucho más onerosas. El caso extremo se correspondía cuando se abría una brecha en las defensas y los asaltantes entraban “a saco” en la plaza; incluso si los mandos tenían alguna intención de respetar vidas y haciendas durante los primeros momentos del saqueo era prácticamente imposible contener a las tropas, especialmente a aquellas más expuestas y que habían lleva-do la peor parte de los combates –amén de su procedencia geográfica: era creencia generalizada que las tropas más indisciplinadas eran las alemanas, seguidas por los ingleses, valones, italianos y por último los españoles–; tras el inicio del saqueo y tan solo pasado un buen tiempo se podía esperar que unidades escogidas o procedentes del campamento –es decir, no sedientas de sangre– puediesen ocupar los lugares estratégicos de la plaza y contener a sus airados compañeros y obligarlos –incluso con las armas en la mano y combatiendo contra ellos– para deponer su actitud. Así pues, el fruto de la toma de una plaza podía provenir de 3 canales, principalmente: de la contraprestación pagada por los burgueses de la villa para evitar el saqueo; la requisa de objetos o de su contraprestación econó-mica (rescate) de manera organizada; el pillaje individualizado por parte de la soldadesca, siendo este caso el más temido y recordado en la Guerra de Flandes, el conflicto que se iniciaría en 1567 y que se prolongaría a lo largo de 8 décadas y que sembraría de una leyenda negra las acciones militares y políticas españolas en aquel conflicto. Manuel Filiberto recoge en su Diario que, tras los excesos de la toma de Thérouanne, ante la previsible caída de Hesdin, intentó evitar cualquier tipo de saqueo; su intención era que los disciplinados soldados españoles de Luís de Quesada fuesen los primeros en entrar en la villa para apostarse 68  CHARLES, Jean Leon: op.cit., p. 11. Revista de Historia Militar, 117 (2015), pp. 159-166. ISSN: 0482-5748


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