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REVISTA HISTORIA MILITAR 117

162 ALBERTO RAÚL ESTEBAN RIBAS gente recluta de tropas para tantas campañas y para tan largo período de servicio, unido al hecho de la crónica falta de recursos conformaban un pol-vorín que podía estallar en cualquier momento: “habemos de incurrir en uno de estos dos inconvenientes: o levantar la gente y después que estuviere por aquí no tener con qué pagarla y que sean forzados a saquear y robar esta tierra (...) o que se vayan donde se les antojare, quedar sin gente y sin repu-tación en Alemania”74. 3.2.3.- Rescate de prisioneros El rescate de prisioneros era un lucrativo negocio reservado para las élites del ejército: por cuestión de pertenencia de clase frecuentemente todos los altos oficiales de los ejércitos contendientes buscaban proteger la vida de sus equivalentes del otro bando; por ello no es de extrañar que se ofre-ciesen importantes sumas de dinero por la vida de los generales contrarios –dinero que se esperaba recuperar con creces exigiendo a su vez un fuerte rescate a su familia por su libertad–. Así, el duque Manuel Filiberto había ofrecido una recompensa de 10.000 escudos al soldado que prendiese al general Montmorency: sucedió que un jinete de la caballería ligera españo-la, de apellido Sedano, de la palentina villa de Abia reclamó haber sido su captor, cosa que contradecía la declaración de su oficial superior, el capitán Valenzuela, que era quien la había solicitado. El rey solicitó al condestable Montmorency que explicase aquellos hechos para esclarecer de una vez por todas a quien dar la recompensa: el francés afirmó que el soldado le había capturado y le había entregado caballo y espada, pero a quien había dado fe (esto es, palabra de rendición) era al capitán; puesto que había quedado demostrado que era el humilde soldado el verdadero protagonista de los hechos, se acordó que el jinete recibiría 8.000 escudos y el capitán 2.00075. Y cuando la ciudad de San Quintín cayó el 27 de agosto el almirante Coligny76 fue preso por el infante español Francisco Diaz, natural de Toro, 74  Ibídem, p.181. Manuel Filiberto estaba muy preocupado que en tierras alemanas se corriera la voz que la Monarquía Católica no pudiera pagar sus deudas con las tropas, de tal manera que nadie se quisiese alistar; aunque se podía aceptar que las pagas se retrasasen era ciertamente inaceptable que no se pagasen al final de unos meses. 75  CODOIN: op.cit., tomo 3, p. 497. MESA GALLEGO, Eduardo de: op.cit., p. 39. 76  Gaspard II de Coligny (1519-1572) fue un noble y militar francés; hijo del almirante de Francia, Gaspard I de Coligny, el joven Gaspard inicia la carrera militar en la década de 1540. Toma parte en la batalla de Ceresoles (1544) y en 1547 es nombrado de Colonel général de las Bandes françaises (creadas en 1479, también llamadas Bandes de Picardie, siendo las pri-meras unidades permanentes de infantería de la monarquía francesa en tiempos modernos). En 1552 fue nombrado almirante de Francia y gobernador de la región de Picardía, puesto desde el que estaría en primera línea en las diversas campañas en la frontera franco-flamenca. Revista de Historia Militar, 117 (2015), pp. 162-166. ISSN: 0482-5748


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