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REVISTA HISTORIA MILITAR 117

36 ARÁNGUEZ, JOSÉ CARLOS - CORRALES, DAVID - MORALES, JOSÉ MANUEL a Inglaterra, cuya particular tendencia al aislacionismo y la neutralidad empezó a ser valorada en el juego estratégico alemán71. La intranquilidad que provocaba una eventual inferioridad militar alemana, al menos si se dejaba correr el tiempo en exceso, asaltó incluso a los “halcones” militares del Estado Mayor alemán y provocó en respuesta la presión a Viena para que tomara represalias rápidas contra Serbia. Entre los militares dubitativos se encontraba nada menos que el jefe del Estado Mayor Helmuth J. L. von Moltke, sobrino de Helmuth von Moltke, el que fuera héroe militar del ejército prusiano en la era bismarckiana72. Otros factores condicionantes de la adopción del “cheque en blan-co” por parte de Alemania fueron el cansancio mostrado por los políticos más pacifistas –o menos beligerantes, según se mire– a la hora de resistirse a las presiones acumuladas de los militares, o la contemplación de la paz como una muestra de debilidad frente al enemigo73. Como se observa, el incremento de la tensión por unos u otros motivos con fines disuasorios se encuentra desde los comienzos de la Crisis de Julio, conducta en clara continuidad con lo que habían sido las pruebas de fuerza que se venían de-tectando en el sistema internacional desde 1905 y que se extendería al resto de potencias en sucesivas fases de la crisis. La segunda argumentación incide en el papel de los políticos y mi-litares austrohúngaros en el agravamiento de la crisis. Tan solo el primer ministro húngaro István Tisza se opuso, y solo al principio, a declarar la guerra a Serbia, con las implicaciones que ello tendría para el sistema in-ternacional. El máximo defensor de la beligerancia austriaca fue el jefe del Estado Mayor Conrad von Hötzendorf, que lideró un proceso bastante racio-nal, rastreable desde la crisis bosnia de 1908, en la toma de la decisión final de declararle la guerra a Serbia cuando se presentase la ocasión oportuna74. Un difuso sentimiento de venganza y prestigio estuvo pues detrás de la be-ligerancia mostrada por Austria-Hungría hacia Serbia, tras cuya derrota se deseaba, no obstante, una aceptación pactada con Rusia del reequilibrio de poder en los Balcanes, no una eliminación de su influencia, tal y como venía ocurriendo en años anteriores75. 71  NORTH, Robert C.: “Perception and Action in the 1914 Crisis”, en Journal of International Affairs, vol. 21, nº 1, 1967, pp. 107-108. 72  “Moltke el Joven” combinó un lenguaje belicoso de cara a la galería con algunas dudas, ex-presadas en conversaciones privadas con su círculo más cercano. MOMBAUER, Annika: “A Reluctant Military Leader?...”, pp. 420-429. 73  JOLL, James: op. cit., p. 12; MACMILLAN, Margaret: op. cit., pp. 661-668. La autora britá-nica enfatiza el valor que el honor representaba en el código de valores de la época. 74  MACMILLAN, Margaret: op. cit., pp. 657-659. Conrad insistió en entrar en guerra hasta en 26 ocasiones en el último año y medio. HASTINGS, Max: op. cit., p. 70 75  SCHRÖDER, Paul W.: “Stealing horses to great applause: Austria-Hungary decision’s in 1914 in Systemic Perspective”, en AFFLERBACH, Holger y STEVENSON, David (eds.): Revista de Historia Militar, 117 (2015), pp. 36-56. ISSN: 0482-5748


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