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REVISTA HISTORIA MILITAR 117

EL ATÍPICO VERANO DE 1914: VIEJAS DECISIONES EN LAS… 45 del 31 Alemania lanzó imparable un ultimátum a Rusia, que expiraría a las 12 horas del día 1, para que detuviera sus acciones militares preventivas99. Pero la paz todavía pudo ser posible si nos atenemos a la iniciativa procedente del Foreign Office del día 1 de agosto. Antes de que ésta se pro-dujera, Francia había renovado su presión sobre el gabinete Asquith con la pretensión de obtener el favor de Inglaterra ante un posible ataque alemán, que desde el día 29, con la amenaza del “peligro de guerra” y el primer bom-bardeo de una flotilla austríaca sobre Belgrado desde el Danubio, parecía cada vez más cerca. Al tiempo que se decidió no poner ninguna cortapisa a las acciones de Rusia –si acaso, que no provocaran a los alemanes en exceso para poder seguir pareciendo “víctimas”–, Paul Cambon movió todos sus hilos en la capital inglesa, que eran muchos después de más de 15 años en el cargo, para influir en el ánimo del gabinete y de Grey, sobre el que también presionaron pesos pesados de la diplomacia británica como Arthur Nicolson y Eyre Crowe, ahora secretarios del Foreign Office100. Ante el estrecho margen que le seguía dejando su Gobierno, Grey si-guió en principio con su misma política. A Cambon le respondió que lo que estaba sucediendo no era un “Agadir”, que ésta era una guerra de Francia en virtud de sus acuerdos con Rusia101. Pese a ello, el país cuyo eventual ataque empezó a mover la terca posición de los ingleses fue Bélgica, Estado neutral desde su creación en 1839 y de nuevo en 1870 –Inglaterra, Francia y la entonces Prusia eran garantes de dicha neutralidad–, y situado en una posición geoestratégica de vital importancia para los ingleses –el estuario del Escalda– justo al otro lado del Canal y de la salida de Londres al mar. Precisamente a las potencias garantes de la neutralidad belga se dirigió Grey el día 31 a fin de saber si la guardarían ahora, a lo que Berlín respondió con evasivas102, teniendo en cuenta que su plan de ataque comenzaba por Bélgi-ca, la puerta que les abriría Francia. Al día siguiente el gobierno inglés, en un alarde de sutileza, dejó constancia de que le sería muy difícil “contener a la opinión pública” en caso de violación de la neutralidad de Bélgica103. El camino hacia la intervención inglesa estaba cada vez más claro, o al menos eso entendió Grey. 99  MACMILLAN, Margaret: op. cit., p. 723; MOMBAUER, Annika: “A Reluctant Military Leader?...”, p. 437. 100  Para “cortejar” como fuera a Londres, el Consejo de Ministros francés decidió el día 30 que los soldados franceses se retiraran 10 kilómetros de la frontera con Alemania. JOLL, James: op. cit., pp. 17, 24-25. 101  VALONE, Stephen J.: op. cit., p. 410. A Lichnowsky se dirigió en los términos ya vistos. 102  JOLL, James: op. cit., p. 23. 103  VALONE, Stephen J.: op. cit., p. 414. Revista de Historia Militar, 117 (2015), pp. 45-56. ISSN: 0482-5748


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