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REVISTA HISTORIA MILITAR 117

NOVEDAD EN EL FRENTE. TRES NOVELAS BÉLICAS SOBRE LA… 67 más la imagen, al suprimir la calavera y poner en su lugar el rostro inerme de un soldado, probablemente muerto pero con un gesto sereno: la corona de laurel sigue ceñida al casco, pero los luceros de la noche estrellada han desaparecido (todo ello más acorde a los tiempos políticos del momento). Las dedicatorias también están enfrentadas. Donde la de Remarque dice: “Este libro no pretende ser ni una acusación ni una confesión. Sólo intenta informar sobre una generación destruida por la guerra. Totalmente destruida, aunque se salvase de las granadas”, la de Benítez reza así: “A tantos combatientes como en el mundo han sido, unos que, hace años, ca-yeron por los campos de Europa con clarín y bandera y sin ambas cosas. Otros que, veintidós años más tarde, murieron en tierras de España, a redo-ble de tambor histórico, por un motivo determinado”, dedicatoria que pese a su imparcialidad -por indeterminada-, no figuró en la reedición de la obra de 1968. En cualquier caso, donde el de Osnabrück amplia la destrucción provocada por la guerra a toda una generación, el de Ramales inserta desde el primer momento un ‘motivo’ como causa justificadora de la contienda, lo que invalida de raíz la inutilidad de la muerte o del sufrimiento, que es-tarán ya en función de una misión superior al individuo. (Como curiosidad añadiremos que Remark replicaba a su vez a las Tempestades de acero de Jünger, recio libro que rozaba la exaltación belicista y que había aparecido unos años antes10.) Los soldados de Sin novedad en el frente están todos brutalmente trastocados, la amargura -heraldo cierto de la derrota- impregna sus vidas y, por tanto, sus muertes (“¡No! ¡No! ¡Ya basta! ¡Ya basta! Estoy tan solo, tan sin esperanza”). Sufren privaciones y maldicen por ello. Las descrip-ciones de la batalla son apocalípticas: ataques de gases asfixiantes, luchas en cementerios, cuasi-asesinatos en cráteres inmundos, caballos moribundos gimiendo de una forma brutal, soldados huyendo arrastrando muñones, la-zaretos desprovistos de toda esperanza... Los de Se ha ocupado el kilómetro 6... también sufren y mueren, lloran por los caídos, añoran la paz y, por tan-to, no aman la guerra pero tampoco la deploran si la consideran necesaria; además, en remansos de paz, sonríen y bailan, comen y beben, se enamoran (de una guapa enfermera catalana, esa Nuri pizpireta) y, al final, obedecen, luchan, matan y caen, que es a lo que se está en una guerra. El antibelicismo de Remarque es claustrofóbico, no deja escapatoria, siendo su libro una pesada losa para el lector, sin duda su gran éxito pues la guerra así pintada es demoledora. El antibelicismo de Benítez, quizá miti- 10  Jünger, Ernst: Tempestades de acero: La guerra en el frente del Oeste, Joaquín Gil, Barce-lona, Revista de Historia Militar, 117 (2015), pp. 67-90. ISSN: 0482-5748 1939.


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