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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

14 LUIS ALFONSO ARCARAZO GARCÍA Sanidad Militar La Sanidad Militar española siempre ha sido una prolongación de la sanidad civil, ya que la asistencia a los ejércitos ha estado en manos de sanitarios civiles, que han prestado sus servicios a los militares bien al ser contratados, movilizados o por ingresar en alguno de los diferentes cuerpos sanitarios que ha tenido el Ejército. Se puede afirmar, que el actual Cuerpo Militar de Sanidad tiene su origen lejano a comienzos del siglo xviii, con la llegada de la dinastía borbónica, ya que Felipe de Anjou, tras vencer en la guerra de Sucesión española y ser coronado rey como Felipe V, reorga-nizó la asistencia sanitaria de sus soldados, creando un verdadero cuerpo de cirujanos militares. La nueva dinastía trajo modernidad a la Monarquía hispánica y a la medicina española, pues llegaron médicos y cirujanos fran-ceses y con ellos una serie de libros de medicina y cirugía, que renovarán la desfasada práctica de los sanitarios españoles. La asistencia sanitaria de los soldados españoles ha sido un aspecto de la vida militar muy cuidado tradicionalmente, ya que la recuperación de los efectivos era de capital importancia para poder conservar un ejército operativo, ya de por sí escaso en recursos humanos, mermado constante-mente por epidemias y deserciones. Por lo que para mantener alta la moral de aquellos soldados mientras prestaban el Real Servicio, debían tener el convencimiento de que en caso de enfermar o ser heridos iban a ser asistidos convenientemente. En el siglo xviii el Ejército no tenía organizado un cuerpo específico para la asistencia médica de los militares, siendo los jefes de unidad los en-cargados de contratar a religiosos, médicos, cirujanos, boticarios, barberos o a sangradores civiles para la asistencia de sus soldados mediante el pago de un salario a cargo de Su Majestad, por lo que el rey Felipe V, imitando al Ejército de la Monarquía francesa, comenzó a dictar una serie de normas con objeto de normalizar la asistencia sanitaria de sus ejércitos. Por otra parte, los sanitarios que venían trabajando para los militares, al no ser de plantilla y no tener fuero militar, solo estaban sometidos a las autoridades y legislación civil, por lo que el presidente del Tribunal del Protomedicato fue también protomédico del Ejército y de la Armada hasta finales del siglo xviii, encargándose de examinar a todos los médicos, cirujanos y boticarios que ejercían en las unidades militares y en sus hospitales.2 2  Campos Díez, M.ª S.: «Sanidad Militar en la edad moderna», en Revista Aequitas, 2012, pág. 233. <http://revistaaequitas.files.wordpress.com/2012/02/10-marc3ada-soledad-campos.pdf>. Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 11-72. ISSN: 0482-5748


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