LOS REGALOS DEL ZAR AL REGIMIENTO DE LANCEROS DE FARNESIO 201 de las rapaces como en las técnicas de caza, en las que las aves eran adies-tradas con la precisión, fuerza y destreza propias de una escuela militar. Se dice que el zar Alejo I llegó a tener una colección de más de 3.000 aves de presa, que entrenaban día y noche más de un centenar de cetreros, en el más estricto secreto. A menudo, el entretenimiento de la caza iba íntimamente ligado a la política y ocupaba un lugar destacado de la etiqueta diplomática. La caza se convirtió con el tiempo en la parte más vistosa del ceremonial de palacio, diseñado para demostrar a embajadores y visitantes extranjeros el poder y prestigio del Estado. El cuidado y entrenamiento de los halcones era cierta-mente caro y, por ello, solo se ofrecían como regalo a los príncipes en cuya amistad el rey estaba particularmente interesado (el khan de Crimea, el rey polaco, el sultán turco). Los embajadores eran invitados a contemplar el impresionante es-pectáculo de la caza de aves. A una señal del zar, fuertes sonidos salían de los cuernos de caza, y batidores y perros agitaban el aire con sus voces y ladridos al tiempo que los cetreros, al galope, lanzaban al cielo a los halcones. Fotografía de Javier Lazagabáster Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 155-206. ISSN: 0482-5748
REVISTA HISTORIA MILITAR 116
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