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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

CERVANTES SOLDADO DE LA INFANTERÍA ESPAÑOLA 233 de quien no se separó durante su vida en la milicia, es posible que pasase a Nápoles donde permanecerá hasta finales del verano de l575 ya que este año no se realiza ninguna salida contra la Armada turca. Hasta septiembre de 1575 carecemos de información fehaciente sobre el soldado de Infantería Miguel de Cervantes y tenemos que acudir a sus textos para reconstruir estos meses de su vida. La inactividad militar, con las tropas invernando sin ningún plan concreto, la pudo suplir con la asis-tencia a las distintas academias literarias que existían en Nápoles. Una tarea no excluía la otra como se puede comprobar en los excelentes soldados-escritores que acompañaron a Carlos V en sus gloriosas campañas y que continuaron honrando las letras españolas tras la muerte del emperador. No son nada descabelladas las suposiciones de un Miguel lector, interesado en los autores y obras que luego recogerá en sus escritos y que, tal vez, pudo leer y comentar en alguna de las reuniones académicas. Esta dedicación complementaria justificaría sus conocimientos sobre la lírica de Petrarca, Boccaccio y su Decamerón, los Orlandos, el innamorato y el furioso, de Boiardo y Ariosto, respectivamente, y la Arcadia de Sannazaro, presentes en mayor o menor medida en sus novelas y teatro, sin olvidar las reglas que imponían con rigidez en las letras italianas Castelvetro y Gintio en sus pre-ceptivas y que tanto marcaron su actividad dramática; de todos estos autores se hallan reminiscencias en los textos cervantinos y lo más lógico es pensar que se acercó a ellos en este momento. También, entrando en un plano per-sonal, durante esta ociosa estancia napolitana, y por unos versos del Viaje del Parnaso, algunos cervantistas han especulado sobre la relación amorosa del autor con una tal Silena de la cual nació un hijo llamado Promontorio.40 Si nos atenemos a las palabras de don Quijote en el discurso de las armas y las letras de los capítulos 37 y 38 de la primera parte, reveladoras de la mentalidad de Cervantes, es evidente que sentía una gran vocación por la vida de soldado, amaba la acción, pero también le atraía la literatura y ambas pasiones tenía posibilidad de cultivarlas durante su estancia en tierras italianas. El hidalgo manchego compara la actividad del estudiante y del soldado y valora muy por encima la segunda aludiendo el autor, sin duda, a su experiencia de aquellos días: cuatro». Simancas. Contadurías generales, leg. 1.745. Sliwa: Documentos de Miguel de Cer-vantes Saavedra, op. cit., pág. 44. 40  Los versos pertenecen al cap. VIII del poema y no son nada claros en cuanto a su significa-ción. Véase al respecto el artículo de Croce, B.: «Due illustrazioni al Viaje del Parnaso», en Homenaje a Menéndez y Pelayo, Madrid, l899, I, pág. l88, quien califica la alusión cervantina como un «piccolo geroglifico». Hoy, en general, los estudiosos no aceptan la existencia de esos amores y de ese hijo. Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 207-242. ISSN: 0482-5748


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