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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

EL ASESINATO DE VÍCTOR DARMON Y LA CRISIS HISPANO... 253 Caballería. Seguidamente, la escuadra se dirigió a Arcila y Rabat y aunque no se llegó a efectuar un nuevo desembarco, las demostraciones hostiles no tardaron en dar fruto, ya que el sultán aceptó firmar la paz, devolvió el buque capturado y renunció a reclamar el pago del tributo. Sin embargo, fueron degollados y decapitados 20 hombres que habían sido hechos prisioneros en Larache, cuyas cabezas se exhibieron en Fez y Marrakech, provocando su visión un vivo entusiasmo.9 Aquel mismo año, las autoridades marroquíes confiscaron dos buques británicos. Gran Bretaña exigió su restitución y una indemnización. Cuando el sultán se negó a concederla, Londres envió una escuadra que bloqueó el puerto de Tánger, pero el bajá respondió encarcelando al cónsul britá-nico. En las negociaciones para la renovación de sus respectivos tratados de comercio, Muley Abderramán exigió a Dinamarca un tributo anual de 25.000 piastras como «protección» contra la piratería y, a Suecia, 20.000. A Nápoles le había reclamado una importante cantidad de azufre para reno-var su tratado. Después de recibir azufre en bruto, exigió azufre purificado y, cuando recibió este cargamento, terminó apropiándose de ambos.10 Las diferencias con Francia en la frontera de Argelia tendrían mayor gravedad, ya que el apoyo marroquí al rebelde argelino Abdel Kader terminaría desen-cadenando una guerra entre Francia y Marruecos. Las reclamaciones diplomáticas que se presentaron por la ejecución de Víctor Darmon recibieron una respuesta altanera y poco conciliadora. A finales de febrero, el ministro universal del sultán, Mohamed Ben Dris, declaró que el Majzén ignoraba que «aquel judío» fuera un agente consular, aunque subrayó que si lo hubiera sabido se habría actuado del mismo modo, argumentando que se había advertido a las naciones europeas que todos los hebreos que residieran en los dominios de su señor estaban sometidos a las mismas leyes que los demás judíos del Imperio. Si esto no les convenía, tenían la puerta abierta para irse.11 Esta actitud causó un gran disgusto en el mundo diplomático, que esperaba que el Majzén formulara al menos una disculpa y revelara los detalles del proceso instruido contra el desafortunado Darmon. El 11 de marzo, el cuerpo consular de Tánger dirigió una enérgica nota colectiva al sultán reclamando una cumplida satisfacción por el atroz atentado, que se expidió acompañada de sendas notas firmadas por los en-cargados de negocios de España y Cerdeña, el primero por tratarse de un 9  El Católico, 29 de agosto de 1844, pág. 467; El Espectador, 27 de agosto de 1844, pág. 4; El Heraldo, 24 de agosto de 1844, pág. 3. 10  Decamps, A.: op. cit., págs. 1-12. 11  Diario Constitucional de Palma, 29 de abril de 1844, pág. 3; El Católico, 15 de abril de 1844, pág. 119; La Posdata, 15 de abril de 1844, págs. 2 y 3; El Heraldo, 14 de abril de 1844, pág. 2. Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 243-282. ISSN: 0482-5748


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