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MEMORIAL CABALLERIA 76

Historia Varios Noticias del Arma Orgánica y Materiales Empleo Táctico y Operaciones 82 HISTORIA La supremacía de la Infantería llevó al olvido de la Caballería. Las Ordenanzas y los trata-distas de la época estudiaron y regularon con todo detalle la táctica de los infantes. El arte de encuadronar o formar el escuadrón por los tercios fue detallado, junto con la figura insigne del sargento mayor, que tenía que saber hasta raíces cuadradas, y auxiliado por los sargentos de las compañías. Por el contrario, nada se hizo en Caballería, e incluso sus compañías carecían del empleo de sargento. Algunos escribieron estupendos tratados sobre el caballo, estudios de hipo-logía y equitación, con juegos medievales para entrenar a los jinetes. Pero nada del empleo de las compañías y trozos. Las Ordenanzas generales del siglo xvii trataron de recuperar la antigua disciplina. Estaban dedicadas casi exclusivamente a los tercios de Infantería y hacían muy escasas referencias a la Caballería. George Basta, comisario de las tropas de Caballería en Flandes, publicó en 1624 El Gobierno de la Caballería ligera, reivindicando esta modalidad entonces relegada. Por eso quiso poner por escrito las observaciones y reglas que el largo uso de 40 años había enseñado y afirma-ba: «Los escritores antiguos y modernos no han tratado la Caballería, sino que han empleado todas sus obras en la Infantería, sólo tocan alguna parte de la pieza tan fundamental de los ejércitos». En la España de los Austrias, si bien existían ciertas reglas prácticas para el empleo de la Ca-ballería, estaban muy lejos de formar un conjunto ordenado y sistematizado para su aplicación y enseñanza. FELIPE V. EL ESCUADRÓN El primer Borbón, al heredar el trono de Carlos II, se encontró con los restos de un imperio, con las plazas sin defensas y los almacenes vacíos. Iniciada la guerra de Sucesión, hubo que improvisar todo, pero afortunadamente en poco tiempo se pasó de la extrema necesidad a disponer de un ejército capaz de enfrentarse con éxito a sus adversarios. Con la ayuda de su abuelo Luis xiv de Francia, renovó el viejo ejército. Se im-portaron procedimientos, armas, uniformes, etc. Llegó una carga de reglamentos franceses, incluso sin traducir, y se redactaron otros de factura gala. En Flandes, en 1701, donde se inició el conflicto, un reglamento provisional organizó los cuerpos de Caballería y Dragones en «es-cuadrones », pero no como actualmente a nivel compañía, sino al de batallón compuesto por compañías. Pero fue la segunda Ordenanza de Flandes, en 1702, la que dio forma definitiva a esta organización en todo el ejército español. Las varias Ordenanzas, como la de 28 de septiembre de 1704, Sobre la fuerza de los regimientos de Infantería, Caballería y Dra-gones, trataron de regular y hacer más gober-nable el nuevo ejército. Comprenden asuntos como que la Infantería estaba compuesta por tres naciones, española, italiana y flamenca, y la Caballería (caballos ligeros, como se llama-ba), sólo por la nación española. Establecieron el orden jerárquico, quién mandaba a quién, y apareció el moderno concepto de oficial gene- Real Ordenanza de 28 de septiembre de 1704 «Sobre la fuerza de los regimientos de Infantería, Caballería y Dragones»


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