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ma que puede concebirse hoy en día”. Pero concluían su informe: “Pensamos que nunca existirá demanda para un navío de este tipo”31. Realmente, aunque la Royal Navy nunca construyó un porta dirigibles, durante la Gran Guerra emprendieron ensayos dirigibles del tipo “Coastal” amarrados mediante postes como los patentados por Torres Quevedo situados en las cubiertas de los cruceros “HMS Carysfoot” y “HMS Canterbury”, como haría algunos años después la U. S. Navy amarrando el dirigible rígido “Shenandoah” al buque auxiliar “Patoka”. Por otro lado, aunque el “buque-campamento” no llegaría a materializarse en aquellos años, en él sí se basó la Armada española (sin que, sorprendentemente, en ningún lugar se haga constar el débito) para construir en 1922, casi diez años más tarde, el que sería primer porta-aeronaves español, el primer “Dédalo”, que nunca llevaría a bordo dirigibles torresquevedianos, sino unidades de los modelos italianos “O” y “SCA”, que tomarían parte en el desembarco de Alhucemas de 1925 durante la Guerra de Marruecos. El 2 de marzo de 1914 (recién publicada su obra histórica, los Ensayos sobre Automática), como consecuencia de sus meditaciones sobre el desarrollo de los dirigibles hasta la fecha, Torres Quevedo solicitaba una nueva patente de invención por “Globos fusiformes deformables”, que se expedía el 27 de mayo de 1914, y “se refiere a un nuevo tipo de dirigibles, que presenta todas las ventajas de los rígidos y evita ó aminora sus principales inconvenientes”. Realmente, y como veremos más adelante, habría constituido un nuevo sistema (que no llegó a construirse) de dirigible semirrígido de volumen variable destinado a países (como México) que necesitaban modelos para operar en unas condiciones de temperatura y presión muy particulares. LOS DIRIGIBLES AUTORRÍGIDOS EN FRANCIA, REINO UNIDO, RUSIA, EE.UU. Y JAPÓN Al declararse la Primera Guerra Mundial, los dos únicos “Astra-Torres” del Ejército francés disponibles fueron utilizados en el frente terrestre. Pero en ese destino eran extremadamente vulnerables, además de resultar poco efectivos. De hecho, “LʼAlsace” fue derribado en octubre de 1915 y “Pilatre de Rozier II” en enero de 1917. Francia se había quedado sin dirigibles del sistema “Torres Quevedo”, pues también perderían “La Flandre”, unidad de 14.700 m3 adquirida en 1916. De hecho, fue la Marina del Reino Unido la que más claramente vio la utilidad de los dirigibles en la guerra antisubmarina para garantizar la escolta de los convoyes de navíos imprescindibles para su aprovisionamiento, tareas que los aeroplanos de la época aún no estaban capacitados para realizar. Aprovechando la constitución de la empresa Airships Ltd, filial inglesa de Astra, y la experiencia adquirida con los Astra-Torres, comenzaron a fabricar sus propios dirigibles trilobulados autorrígidos, los “Coastal” de 4.810 m3. En total se construirían ¡34 unidades!, de las cuales 4 serían vendidas a la Rusia zarista en julio de 1916, aunque Torres Quevedo no recibiría ni un solo penique por ellos, al haber caducado la patente inglesa una años antes al no haber satisfecho los agentes de patentes las correspondientes anualidades. A lo largo de 1917 la Royal Navy desarrollaría las primeras 9 unidades de un nuevo modelo de dirigibles con más del doble de capacidad, los “North Sea” de 10.190 m3, completados con otros 9 dirigibles en 1918, de los cuales uno sería vendido a los EE.UU. en noviembre de ese año, el “NS-13”. Entre ambas series, se fabricaron 10 nuevos “Coastal” mejorados, los “Coastal Star” de 5.950 m3, unos y otros dedicados a tareas de vigilancia y lucha antisubmarina en el Mar del Norte, el Canal de la Mancha y la costa suroeste de Inglaterra (los “Western Approaches”). Frente a este impresionante panorama de construcción y uso de dirigibles torresquevedianos, a la Marina francesa la guerra le pilló a contrapié. Así, antes de encargar a la casa Astra nuevas unidades del sistema “Torres Quevedo” (y ello una vez que nuestro inventor redujo sus derechos a 1,5 francos por m3), tuvieron que comprar uno de los “Coastal” británicos, en concreto, el “C-4” que, rebautizado como “AT-0”, se convertiría en el punto de partida de las nuevas series de “Astra-Torres”. Iniciada la nueva etapa de colaboración de D. Leonardo con la casa Astra, a principios de 1917 se entregarían a la Armada francesa los “AT-1” a “AT-4” de 6.500 m3; tras el verano los “AT-5” a “AT-9”de 7.600 m3; y, a lo largo de 1918, los “AT-10” a “AT-17” de 8.300 m3. Todos ellos se utilizaron para la vigilancia continuada de costas y el seguimiento de los submarinos alemanes en el Golfo de Vizcaya, el Canal de la Mancha y el Mar Mediterráneo desde bases en Marsella, Túnez y Argelia. Cuando los EE.UU. entraron en la I Guerra Mundial en 1917, sus pilotos de dirigibles se entrenaron en Inglaterra con el “NS-7” y en Francia con el “AT-1”. De hecho, la Armada francesa les transferiría, el 1 de marzo de 1918, el “AT-1” y el “AT-13”, a la vez que la U.S. Navy, impresionados con las aptitudes de estos modelos, encargaba a la casa Astra los nuevos “AT-18” y “AT-19” de 10.700 m3, que serían entregados una vez terminado el conflicto y utilizados para el de - 32


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