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palacios del Retiro, el Palacio de Cristal, en el que se expusieron dos hidroaviones de la Aeronáutica Naval y varios aviones, entre ellos el Loring “R-3” y un autogiro La Cierva con motor de 300 C.V. y el Palacio de Exposiciones en el que se expuso, entre otros varios, uno de los aviones del vuelo Madrid-Manila y varios motores de avión, carburadores, magnetos, etc. En el paseo de La Chopera se expuso un globo cautivo de la Aerostación Militar. A este congreso, que se celebró desde los días 24 al 30 de octubre, acudieron representantes de veintiuna naciones. La entrada a la exposición costaba 1 peseta en los días ordinarios y dos pesetas los días especiales y los ingresos obtenidos se dedicaron a la propaganda y fomento de la aviación en España. En la inauguración de la Exposición el alcalde de Madrid, señor conde de Vallellano, hizo entrega a los aviadores Gallarza y Estévez y a sus mecánicos Pérez y Calvo de las copas de plata que el Ayuntamiento de Madrid les regaló con motivo de su heroico vuelo a Manila. Al capitán Loriga y a su mecánico no se les entregó la suya por no hallarse presentes. EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DEL AUTOMÓVIL Y AERONÁUTICA En la primavera de 1927 se desarrolló en Barcelona la V Exposición Internacional del Automóvil, Aeronáutica y Sport (sic). A esta exposición a la que acudían nueve naciones, concurrió la Aeronáutica Militar a cuyo frente estaba Álvarez Rementería, que a la sazón era presidente de la Comisión de Aeronáutica del Real Aero Club de España, con varios aviones de fabricación española, un “Breguet” XIX, un “Havilland” 150 de escuela, dos biplanos A.M.E.VI-A-2 (Aviación Militar Española), un “Avro 504 K”, un “Nieuport 29” y un “Martinsyde” de caza. Se completaba la colección con el “Dornier Wal” “Cataluña” con el que el capitán Llorente y su tripulación había formado parte de la patrulla “Atlántida” que había realizado el vuelo a la Guinea Española. También se mostraban varios motores seccionados para poder presentar los detalles de su fabricación y diversas piezas construidas en la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos. La Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos publicaba anualmente convocatorias para soldados del ejército y paisanos, los exámenes para el ingreso se dividían en teóricos y prácticos, los que no superaban el examen teórico no pasaban al práctico. La edad mínima era de 18 años y debían firmar un compromiso de estancia en filas de cuatro años, al final de los cuales podían optar por continuar en el ejército o licenciarse pudiendo ser contratados como trabajadores civiles. Durante el tiempo de duración del cuso, un año aproximadamente, cobraban un jornal de una a dos pesetas diarias además de sus devengos militares. En la convocatoria de 1926, D.O. nº 152, se indicaba que: “Una vez en posesión del título de mecánicos, y pasado un año destinados en escuadrillas, tienen preferencia para ingresar en los cursos de pilotos y ametralladores bombarderos, y obtenidos los tres títulos podrán ser nombrados suboficiales y después oficiales de aviación.”, finalmente se advertía “Para el examen de ingreso se exigen nociones de Aritmética. Inutil enviar instancias sin saber dividir un número de varias cifras por otro también de varias”. Los cursos comprendían enseñanzas teóricas y prácticas, la parte teórica 47 Exposición Madrid. Stand de la Escuela de Mecánicos. (Heraldo Deportivo). Pérez y Calvo con sus copas.


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