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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 330

IV CENTENARIO Cartel del recorrido homenaje de la institución de la Armada al ilustre hombre de los tercios de Moncada, Figueroa y Sicilia. armas perdidas por ambos bandos en el combate y ahora sumergidas estarán en condiciones parecidas», apunta. Los combatientes otomanos también tienen su espacio en el recorrido. PIEZAS SINGULARES Otro de los fondos a los que será difícil resistirse será el portulano de Prunes, reflejo del Mediterráneo coetáeno de Cervantes; el retrato del líder cristiano, Juan de Austria, o las referencias a otro ilustre marino y también hombre de la confianza de Felipe II, Álvaro de Bazán. E. P. Martínez / Fotos: Hélène Gicquel Arriba, arcabuz, munición e importe en reales «de a dos» de la época, un tiempo en los que los hombres de armas habían de pagar su equipo. Abajo, vitrina dedicada a la flota turca, rival de la armada cristiana liderada por Juan de Austria, hermano del rey Felipe II. la sala de la Casa de Austria a través de cartelas amarillas, color que señaliza las piezas de la huella cervantina y elegido para tal fin por ser el de las galeras del ala izquierda de la Santa Liga en Lepanto, frente en el que luchó Cervantes a bordo de la Marquesa y, como subraya García, «a pesar de estar enfermo». «MORIR PELEANDO» A decir de sus compañeros —y según explica el recorrido, que incluye textos del propio protagonista— el arcabucero Cervantes «decidió combatir porque más quería morir peleando por Dios y por su rey que no meterse so cubierta». A causa del envite contra los turcos perdió la mano, pero fue recompensado por su valor con cuatro ducados extras de sueldo, como «soldado aventajado». Tales beneficios probablemente ayudaron a Cervantes a amortizar el precio de su equipo, que entonces corría a cargo del alistado y costaba dos ducados. En él era indispensable el arcabuz, como el que se muestra, junto a munición y el citado importe en reales, bajo el gran cuadro de la sala dedicado a Lepanto. Rescatado del mar, ese arcabuz es una de las piezas favoritas para García. «Seguramente, las Julio/Agosto 2016 Revista Española de Defensa 61


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