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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 330

DOS SIGLOS al servicio del Ejército La primera misión del palacio de Buenavista, actual Cuartel General del ET, fue acoger al Real Museo Militar ESTE 2016 se cumple el 200 aniversario del «ingreso» en el Ejército del palacio de Buenavista (RED n. 116), actual sede de su Cuartel General y relevante inmueble ya antes de que llegara la Milicia. El privilegiado lugar —conocido como el altillo de Buenavista— había acogido a monarcas y nobles de alta alcurnia. Por él había pujado la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero fue adjudicado al Ejército por decisión real. Fernando VII selló el destino del palacio y, entonces, su primera misión fue ser Real Museo Militar de Artillería y Museo del Real Cuerpo de Ingenieros. Buenavista reunió ambas colecciones por primera vez. La primera de ellas llegaba del desaparecido Parque de Monteleón —escenario emblemático del 2 de Mayo madrileño— y, pronto, juntas se mudarían al Retiro, al Salón de Reinos. Eran ya el origen del actual Museo del Ejército. MINISTERIO DE LA GUERRA El sino militar del inmueble se mantuvo tras la marcha de las colecciones de Artillería e Ingenieros. El palacio acometió las reformas necesarias para ser la residencia del general regente Baldomero Espartero, primero, y Ministerio de la Guerra (1847) después. Todos esos trabajos se ejecutaron sin perder la esencia del último proyecto edificado en Buenavista, que levantó el arquitecto Pedro de Arnal (1777) para el XII duque de Alba, entonces propietario del altillo. Ambos dieron su actual aspecto a la que había sido morada de Felipe II, así como de la emperatriz María de Austria y habitación nupcial de la archiduquesa Margarita de Austria y Felipe III, que vendió lo a Diego de Silva y Mendoza. Con él, Buenavista amplió terrenos y patrimonio, aunque terminó por perder parte de esas ganancias y con nuevo dueño: la Real Congregación de San Ignacio El Palacio de Buenavista. M. Aguilar. Ejército de Tierra de Loyola (1744), que también hubo de vender. En 1753, llegó su primer inquilino relacionado con la Milicia: Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, y, entre otras responsabilidades relevantes, secretario de Guerra y Marina. Antes de ser adquirido por el citado Alba, el palacio fue hogar de Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V y madre del rey alcalde Carlos III. La nieta del duque, la popular Alba (de Goya), recibió el inmueble como herencia y, a su vez, lo legó a sus empleados, quienes lo vendieron al Ayuntamiento de Madrid en 1807, un año antes del estallido de la Guerra de la Independencia. TESTIGO DE LA HISTORIA Se esperaba que su futuro inquilino fuera el todopoderoso Manuel Godoy, pero terminó bajo la responsabilidad del Ejército en 1816 y, desde entonces, ha sido testigo de la historia de España, centro de vitales decisiones y residencia de ministros del ramo de la Guerra. Entre sus inquilinos figuran el general Primo de Rivera y Manuel Azaña, antes de alcanzar la Presidencia de la II República. A ambos, les precedió otro personaje decisivo en el devenir hispano. Militar y político destacado, héroe de guerra y líder en el Congreso de los Diputados, presidente del Consejo de Ministros de España, es decir, Juan Prim y Prats, quien falleció en el palacio tras sufrir el magnicidio que le costó la vida. E. P. M. / Fotos: Pepe Díaz Arriba, fachada del palacio. Debajo, pieza destacada de su colección de relojes que recrea las edades del guerrero y está en el salón Quijote. 66 Revista Española de Defensa Julio/Agosto 2016


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