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sito que la anterior pero para vehículos, incluidos los autobuses utilizados en la evacuación del personal afectado por la radiación. También se trasladaron grupos electrógenos en sustitución de los equipos eléctricos dañados por el siniestro; dos contenedores de la Unidad de Laboratorio de Identificación Rápida (LABIR) —donde se identificaron con precisión científica en un plazo inferior a cuatro horas las muestras de hidrocarburos recogidas en la aguas y los suelos contaminados—; equipos de extracción de hidrocarburos o skimmer y depósitos de recogidas de residuos de hasta 10.000 litros de capacidad. CAPACIDADES DE SEGURIDAD «Desde el momento en que se produjera un accidente en alguna de las centrales nucleares españolas, la UME garantizaría el suministro de agua, electricidad y comunicaciones», aseguraba el teniente coronel Armada. En marzo de 2011 una ola de once metros inutilizó de un plumazo estos servicios en la central japonesa de Fukushima. Desde entonces, a los equipos de seguridad fijos se suman otros portátiles ubicados en determinadas áreas antisísmicas dentro y fuera de las centrales. La Unidad Militar de Emergencias también dispone de estas capacidades. Para el teniente coronel Armada el ejercicio de Cofrentes ha supuesto «la activación oficial de la UME» en el marco del convenio de colaboración suscrito en 2010 entre la unidad y el Consejo de Seguridad Nuclear para la planificación, preparación y respuesta ante situaciones de emergencia nuclear y radiológica. Un año después, en el verano de 2011, tras el desastre de Fukushima, se creaba el GIETMA. La primera intervención real del Grupo había tenido lugar un mes antes, a finales del pasado mes de agosto, en Chiloeches (Guadalajara) hasta donde se desplazaron sus componentes para participar, junto al Batallón de Intervención en Emergencias I, en la extinción de un incendio en una planta de residuos y controlar la nube tóxica producto de la deflagración y el vertido de agentes contaminantes en un área muy próxima al río Henares. J.L. Expósito Fotos: Pepe Díaz El equipo de Intervención en áreas contaminadas del GIETMA durante el incendio de una planta de residuos en Chiloeches, el pasado agosto. Debajo, instalación de una barrera de contención de vertidos tóxicos en el río Júcar, próximo a la central de Cofrentes. Félix Maganto/BIEM I Octubre 2016 Revista Española de Defensa 29


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