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reportaje donde se desplazan varios suboficiales del Centro para que los ganaderos de la zona puedan utilizar el servicio de los sementales», explica el teniente coronel Gómez Pascual. Este año, se han realizado un total de 850 cubriciones, además de cubrir a 132 yeguas del propio centro militar. Pero no hace falta acudir a una de estas paradas para obtener una dosis de semen de estos sementales de pura raza y que el ganadero pueda inseminar a su yegua; también éste puede pedirla y se la envían a cualquier lugar de España en menos de 24 horas. De este modo, señala el jefe del Centro Militar de Jerez, se puede «acceder a semen de buena calidad a muy poco precio»: 58 euros la dosis o 115 euros si se quiere inseminar tantas veces como sea necesario, durante cuatro meses, hasta que quede preñada una yegua. PLAN ANUAL En Garrapilos el subteniente Cañas prepara una vagina artificial para recoger el semen de Gerente V, un pura raza español. La extracción se hace bajo petición y la dosis se envía en una nevera para utilizarlo durante las próximas 24-48 horas con plenitud. Una vez recogido el semen, se analiza, restándole los espermatozoides que no valen, o mermas. De cada extracción se obtienen de cinco a diez dosis. Para realizar el plan de cubrición anual «lo primero que tengo que saber es lo que hay que producir», afirma Gómez. De esta forma, se define la necesidad a cinco años vista, atendiendo a las peticiones del propio Centro, así como de otros destinos, como la Policía, la Guardia Real o la Guardia Civil para que haya tiempo de cubrir a la yegua, criar y domar al potro. Esta necesidad Arriba, asno andaluz, raza autóctona en peligro de extinción que mantiene el Centro de Cría Caballar. El servicio de veterinaria realiza una ecografía a una de las yeguas. A la izqda., preparación de la herradura de un semental en Garrapilos. define tanto la plantilla de yeguas como las capas (color del pelaje) que se debe producir. Al diseñar este plan de cubrición se tienen en cuenta los caracteres raciales fijados, «interesa disminuir consanguinidad, por eso a veces compramos semen de otra ganadería», explica el comandante Parres, responsable veterinario del Cortijo de Garrapilos, así como eliminar los posibles defectos y mantener la funcionalidad y el patrón racial. Una vez que se produce la inseminación de la yegua, a los 14 días se sabe si está preñada y a los 60-80 ya se realiza el diagnóstico de sexo. Tras el nacimiento, en la primera hora el potro debe levantarse y comer. La cría pasará los seis primeros meses de vida con su madre en el campo, y durante este tiempo se le realizará el control de filiación interno por ADN, para estar 100 por 100 seguros de quiénes son sus progenitores, se 42 Revista Española de Defensa Noviembre 2016


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