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Revista_Española_Defensa_335

o p i n i ó n Contrata a un héroe Juan Antonio Casado Lorente Coronel de Infantería ESTA es la frase que las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos emplean para sugerir a las empresas que contraten a un militar que finaliza su compromiso... y tienen un éxito rotundo. Para las empresas es un orgullo contratar a estos militares que lo han dado todo por cumplir las misiones que se les han encomendado, arrostrando peligros de todo tipo en cualquier lugar del mundo en los que hubiera que preservar los intereses de su país. Han visto morir, herir o mutilar a sus compañeros; han comido lo que han podido cuando la misión lo ha exigido, dormido sobre el duro terreno y experimentado sensaciones únicas que llevan en la mochila de su conciencia. Las virtudes que se fomentan y practican en tales experiencias los hacen mejores personas; los lazos con sus compañeros, a los que se confía su seguridad, y por tanto su vida, son tan estrechos que al final acaban siendo como hermanos. Estas experiencias imprimen el carácter de una persona disciplinada, leal y trabajadora, tanto individualmente como en equipo. ¿Y en España? ¿Qué perfil personal de trabajador quisiera tener un empresario? Todos los españoles sirven a España de una manera u otra. Pero no es lo mismo servir a España en invierno a 30 grados bajo cero en Afganistán, en verano a 50 grados en Irak, o tomando pastillas a diario contra el paludismo que reducen tus facultades en Malí, alejado muchos meses de la familia. No es lo mismo que el trabajo que realizan la inmensa mayoría de españoles, sirviendo a España. Muchos de nuestros soldados que finalizan su compromiso con las Fuerzas Armadas han pasado por las experiencias que he «Las Fuerzas Armadas disponen de un potencial humano de lo más selecto de nuestra sociedad» narrado. Algunos se han preparado para afrontar nuevos retos en la vida civil, otros no tanto, pero en función de su preparación, la vida civil, la empresa, la administración, deben estar preparadas para recibirlos, ayudarlos, formarlos si es necesario. Ellos les devolverán con creces hasta el último céntimo invertido. Sería el agradecimiento de una nación a aquellos que han estado dispuestos, por defender sus intereses, a sacrificar sus vidas allí donde se les demandó. En los próximos años, solo el número de militares que finalizan su compromiso de larga duración a los 45 años, irá aumentando exponencialmente hasta alcanzar el número de 3.000 anuales a mediados de los próximos años 20, a los que hay que añadir los que no renueven su compromiso inicial, los de complemento y aquellos militares de carrera que opten por cambiar la milicia por un trabajo en otros lugares de la Administración o la empresa civil. Existen algunos países de nuestro entorno en los que difícilmente se puede ser bombero o policía si no se ha servido antes en las Fuerzas Armadas, otros en los que una extensa red de personas y empresas se encargan del futuro devenir profesional del soldado, y otros en los que solo el hecho de contratar a un exsoldado da prestigio. En España no tenemos esa suerte. Plazas que se habían conseguido reservar en algunas policías locales para militares de tropa y marinería, vemos como se anulan por condicionantes políticos. La opinión de que, si se toman esas medidas, vamos a militarizar la Administración es absurda. Estamos contratando a un ciudadano que tiene arraigadas las virtudes militares y que las pondrá a disposición de quien confíe en él. ¿Qué modelo tenemos en España? Estamos iniciando un camino que otros países ya han recorrido hace tiempo. Hay que buscar un modelo que funcione y aplicarlo. Pero esto no será posible si la Administración no toma medidas y, además, deben ser adoptadas con la suficiente antelación para que este problema no derive en manifestaciones y reclamaciones, infundadas por lo que a derecho se refiere, pero totalmente aceptables en lo que es moralmente exigible a una nación agradecida por lo que estas personas han ofrecido a España. La Administración debe ser sensible a esta necesidad y, junto a las empresas, dar salidas profesionales a estos hombres y mujeres que, después de un tiempo de servicio a todos los españoles, demandan que la sociedad civil les acoja. La reserva de plazas en los puestos de la Administración, de personal laboral especialmente, que empieza tímidamente a vislumbrarse, la puntuación por los años de servicios prestados en los concursos-oposición y otras medidas que favorezcan su reintegración en el mundo laboral civil, deben ser tomadas lo antes posible. Las facilidades a las empresas para que se sientan orgullosas de contratar a estos ciudadanos que han vestido el uniforme, deben ser tenidas en cuenta por la Administración y, más aún, en tiempos de crisis. Pero lejos de pretender la caridad o una limosna, las Fuerzas Armadas disponen de un potencial humano de lo más selecto de nuestra sociedad, que además de cumplir con las exigencias del puesto de trabajo que se trate, saben poner a disposición del empleador lealtad, honradez, capacidad de esfuerzo, ilusión y amor por la labor a desempeñar. Por favor, «hire a hero», contraten a un héroe. No se arrepentirán. L Enero 2017 Revista Española de Defensa 41


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