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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 860

de establecer un protocolo de atención a las familias. El ministro de Defensa para tratar de dar respuesta a esta necesidad constituye en la sede de su Ministerio la “Oficina de Atención a Familias de las Víctimas”. Para este fin se encarga a tres psicólogos la asunción de la conducción de la crisis, se elabora el primer procedimiento operativo y protocolo de atención psicológica que fije unas pautas comunes de intervención para todos aquellos psicólogos implicados en la catástrofe. De esta primera intervención y de otras en las que hemos participado podemos fijar una serie de tareas generales a realizar en las diferentes situaciones de emergencias con las que nos podamos encontrar: • En primer lugar, una vez que establecemos contacto con afectados, familiares o allegados debemos evaluar sus necesidades, no sólo de carácter psicológico sino también físico: pueden tener frío, hambre, sed, etc. Tenemos que estar atentos a estas necesidades; ya que puede que vengan desplazados desde otras regiones del país. La movilidad geográfica es más que frecuente en nuestras Fuerzas Armadas, eso hace que posiblemente la familia de origen viva en otras regiones o comunidades y que posiblemente tras la noticia ni se hayan parado a comer. Por tanto, debemos tratar de dar respuesta a las necesidades psicosociales de los afectados con la aportación de medios de acogida, transporte, manutención, información, acompañamiento, mediación, etc. También hay que ser consciente que lo primero que nos van a demandar es información y debemos tratar de ofrecerle la información (contrastada) que tengamos, tratando de minimizar los rumores, especulaciones o la información falsa que pueda empezar a llegar de una u otra fuente no acreditada. • Evaluar necesidades de apoyo psicológico con respecto a toma de decisiones, realización de trámites, relaciones familiares, traslados, etc. • Informar sobre reacciones de ansiedad y sobre cómo afrontarlas. • Detectar y potenciar recursos psicosociales eficaces para afrontar la situación. Debemos tratar de emponderar a esas personas, nuestro papel es acompañarles no tomar decisiones por ellos. • Facilitar apoyo psicológico específico ante posibles crisis de ansiedad y otras manifestaciones de estrés agudo. • Asesorar sobre pautas de comunicación de malas noticias a otros familiares o a niños. • Ayudar al inicio de la elaboración del duelo y facilitar pautas de autoayuda para el futuro. • Acompañamiento a afectados, familiares y allegados en su traslado a domicilios, funerales, en la recogida de objetos personales, reconocimiento de cadáveres, realización de trámites o como en el caso mencionado el Yak-42 a la posterior exhumación de cadáveres, etc. • Búsqueda-localización y reagrupamiento familiar de los diferentes afectados. • Control de identificaciones, derivaciones, ubicaciones y situación de los afectados, tanto en el lugar de la emergencia como en los centros de acogida que se precisen (hospitales, bases o acuartelamientos militares, hoteles, etc.). Estamos hablando de afectados por la emergencia, pero ¿quiénes son los afectados en una emergencia? Tendemos a identificar como afectado a la víctima directa: heridos, fallecidos, desaparecidos o ilesos pero presentes en la emergencia o catástrofe. Pero existen dos tipos de afectados más a considerar y todos ellos deben ser objeto de nuestra atención. Afectados indirectos: familiares o allegados de afectados directos y los intervinientes que pudieran estar afectados o incluso puedan resultar muertos, heridos o desaparecidos. Conforme a las demandas que se plantean en función de los diferentes escenarios de actuación dossier REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Enero-Febrero 2017 81


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