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a los citados jardines, y que hoy acoge la biblioteca de la pinacoteca. En este inmueble destaca la sala Luca Giordano, en cuya bóveda, el propio pintor napolitano representó la Apoteosis de la Monarquía española. «Una compleja iconografía repleta de símbolos, personajes históricos, mitológicos o alegóricos, todos ellos relacionados con la Monarquía Hispánica, con la que muestra su antigüedad, potencia militar y preeminencia entre las casas reales europeas», indica el museo en la ficha de la obra. TRIUNFOS MILITARES Ese mismo fin de ensalzar España y sus reinos, así como las victorias de armas del momento, fue el que tuvo la decoración del mencionado Salón de Reinos y, por tanto, el espíritu de la sala 9A. La decoración de la estancia, realizada durante el reinado de Felipe IV, abrió una competencia en toda regla entre los pintores españoles más destacados del momento, explica la cartela de la propia sala. Un espacio en el que luce de forma especial La rendición de Breda (o Las Lanzas) del maestro sevillano Diego de Silva y Velázquez. La entrega de las llaves de la ciudad holandesa al general de los tercios de Flandes Ambrosio Spínola por parte del gobernador Justino de Nassau —una de las obras más representativas de la pintura española— comparte espacio con El socorro de Génova por el II marqués de Santa Cruz, La recuperación de la Bahía de Todos los Santos y la Defensa de Cádiz contra los ingleses. Este último creación de Francisco de Zurbarán, que ha pasado a la Historia, sobre todo, por su producción pictórica de carácter religioso. UN ZURBARÁN MENOS CONOCIDO Estas cuatro obras destacan en cada una de las paredes de la sala, diseño que se completa con otros cuadros de menor tamaño que recrean, por ejemplo, al héroe griego Hércules, nacido también de los pinceles del maestro Zurbarán. De camino al pasillo central de esta primera planta, en el espacio destinado a las inmortales Meninas de Velázquez y alejado del foco principal de la sala, contempla a los visitantes Juan Fco. Pimentel, conde de Benavente (1584-1652), en un retrato atribuido al pintor sevillano. El rey emperador Carlos vuelve a ser protagonista en la ruta. En esta ocasión, la imagen del soberano es ecuestre y se debe a Tiziano. La obra, de gran La decoración del Salón de Reinos abrió una dura competencia entre los mejores pintores del momento Febrero 2016 Revista Española de Defensa 59


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