INGENIEROS: UN ARMA O DOS

Memorial del Arma de Ingenieros 95

DICIEMBRE 2015 65 INGENIEROS: UN ARMA O DOS Teniente general D. Luis Feliu Ortega El teniente general Feliu ingresó con la XV Promoción en la Academia General Militar, de la que salió en diciembre de 1960 como teniente de Ingenieros. Es diplomado de Transmisiones, de Estado Mayor de España, Reino Unido y Estados Unidos y del Colegio de Defensa de la OTAN, además de acreditar otros cursos de España y del extranjero. Desempeñó diversos destinos tanto en estados mayores como en el mando de unidades y profesorado en la Escuela de Aplicación y Academia de Ingenieros. Entre ellos cabe destacar su tiempo como jefe del Programa Olimpo, jefe del BMING-XII, segundo jefe del BEWT, jefe del Mando de Transmisiones, segundo jefe del Estado Mayor del Ejército y jefe de la Fuerza de Maniobra en Capitanía de Valencia. Ocupó también destinos fuera de España como agregado de Defensa en Estocolmo, segundo jefe de las Fuerzas de las Naciones Unidas en Bosnia-Hercegovina, jefe de la División CIS en el Estado Mayor Internacional de la OTAN en Bruselas, representante militar de España ante la OTAN y la UE y adjunto al consejero de Defensa de la Autoridad Provisional de la Coalición en Irak. Se encuentra en posesión de diversas condecoraciones españolas y extranjeras. La publicación doctrinal del Ejército Español PD1-001. Empleo de las Fuerzas Terrestres, heredera de las antiguas Doctrinas para el empleo de las Armas y los Servicios, al tratar de las Armas dice que son «depositarias de valores tradicionales, proporcionan identidad y espíritu a sus componentes y se diferencian por sus características particulares de actuación». Además, les asigna la misión de formar «gran parte de las pequeñas unidades que constituyen la estructura orgánica del Ejército de Tierra», aportando «una especialización tanto más importante y necesaria cuanto menor es la entidad de la unidad». Esto contrasta, en cierto modo, con el concepto de Arma de la antigua doctrina (1956), que decía que «las Armas tienen por misión librar conjuntamente el combate o la batalla, en íntima coordinación de esfuerzos». Es decir, que para la antigua doctrina, las Armas, junto con los Servicios, eran los medios de la acción y su razón de ser era la de participar en ella con sus especiales características y formas de la acción, mientras que ahora parece que su misión principal es la de mantener la tradición y sus valores para ser cuna y crisol de soldados que forman las distintas unidades con que actúan. A nuestro modo de ver, no hay tanta contradicción como parece a primera vista. Creemos que el concepto de Arma, como medio de la acción, como función en el combate, sigue existiendo aunque las Armas hayan evolucionado y sobrepasado incluso en número a las cuatro tradicionales, y porque ahora, en el combate, ya no actúan como tales Armas, sino por medio de las unidades que se constituyen. Unidades que no son siempre homogéneas y que, por lo tanto, es difícil identificarlas o encasillarlas en las Armas tradicionales. De hecho, si tuviéramos que hacer una clasificación teórica o académica de Armas-función, hoy en día no hablaríamos de las cuatro tradicionales, sino probablemente de algunas más: Infantería, Caballería, Arma Acorazada, FAMET, Operaciones Especiales, Artillería, Defensa Antiaérea, Ingenieros, Transmisiones, Inteligencia… Finalmente, hay que tener en cuenta que, en la estructura operativa, cada vez se organizan unidades más pequeñas de carácter pluriarma, porque, aunque por una parte se necesita que todos sus componentes tengan una preparación común como combatiente general, por otra cada vez se necesita más la especialización de sus cometidos.


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